Las acusaciones contra Trump son un llamado urgente a la acción y la reflexión sobre el estado actual de la democracia.Antes, la idea de que un ex presidente, ya sea de Estados Unidos o México, enfrentara cargos criminales parecía inimaginable. Sin embargo, el cambio es innegable. Los líderes políticos, a menudo, han empujado los límites de la legalidad en el ejercicio de sus funciones o durante sus campañas. Ahora, Donald Trump se encuentra en el epicentro de un huracán legal, enfrentando 91 acusaciones graves presentadas por fiscales estatales y federales en Nueva York y Georgia. Cualquiera de estos cargos podría resultar en años de prisión. Además, recientemente perdió una demanda civil en Nueva York y enfrenta acusaciones de evasión fiscal en Chicago.Sin embargo, lo más sorprendente es que, a pesar de estas acusaciones, Trump está desafiando las probabilidades y consolidando su posición para asegurar la candidatura presidencial del Partido Republicano. Según estudios de opinión, incluso tiene una buena posibilidad de ganar las elecciones de noviembre.El cronograma de los juicios es incierto, pero uno en Nueva York está llegando a su clímax justo en medio de la temporada electoral. Esto significa que Trump podría ser un candidato condenado por un delito grave. ¿Cómo afectará esto a los votantes? Es difícil decirlo, pero es un escenario nunca antes visto en la política estadounidense.El caso más avanzado es la acusación de soborno presentada por el fiscal de Manhattan, Alvin Bragg, que alega que Trump falsificó registros comerciales para silenciar a las mujeres con las que supuestamente tuvo relaciones. Los fiscales confían en que obtendrán una condena, lo que podría tener un impacto sísmico en el panorama político.El resultado judicial es incierto, pero incluso si Trump es condenado, puede apelar y seguir adelante con la campaña presidencial en medio de un torbellino legal. Pero lo que realmente importa es cómo la opinión pública reaccionará a un veredicto de culpabilidad, y cómo esto se utilizará en la esfera política.Es posible que, por primera vez en la historia moderna de Estados Unidos, tengamos un candidato presidencial acusado y posiblemente condenado. Esto plantea interrogantes importantes sobre el sistema judicial y su relación con la política. ¿Pueden nuestros derechos democráticos resistir el peligro de politizar la justicia?Los demócratas confían en que los votantes castigarán a Trump en las urnas, pero la realidad es que una gran parte del electorado ve este proceso como una cuestión política, no legal.Esta saga en curso en Nueva York debería servir como una llamada de atención sobre la importancia de mantener la independencia del sistema judicial en nuestra democracia. Cuidar al sistema de justicia debe ser una prioridad en México. Aquí también se discute si hay una injerencia política en la justicia, nada más peligroso para una democracia joven asechada por el crimen. Mucho que observar y aprender en el desarrollo de los acontecimientos de nuestros vecinos. El poder Judicial es el límite constitucional democrático para los políticos, otorgarle el control del mismo a la política es abrir el camino a la autocracia.luisernestosalomon@gmail.com
