He estado considerando que se ha perdido el sentido de integración que proporcionaba la pertenencia a un barrio de la ciudad, que yo creo que el actual Gobierno desconoce y que podría servirle incluso para su proyecto de rehabilitar el centro tapatío. Si bien hay que reconocer que han tenido éxito en otros aspectos como la construcción y los eventos tumultuarios, pero es evidente que esta administración no tiene un gusto particular por las letras ni por las costumbres de los habitantes de la ciudad y así su concepto de “centro” incluye barrios tales como Mexicaltzingo, las Nueve esquinas, San Juan de Dios, la Parroquia de Jesús y San Felipe, por mencionar algunos que por sí solos tienen cada uno de ellos costumbres y formas particulares de ser tapatíos.Por eso me atrevo -con la vana esperanza de que alguien me escuche- a recomendar una publicación hecha por el propio ayuntamiento, cuando era dirigido por Ismael del Toro Castro, en coedición con la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, muy bien escrita por Guillermo Gómez Sustaita, en la que trata sobre una serie de barrios de Guadalajara; libros que, desgraciadamente, deben estar descansando en alguna bodega municipal, ya que personalmente creo que todas las obras publicadas por los gobiernos transcurren su existencia en alguna bodega, pues, cuando menos para mí, son casi imposibles de conseguir.Y ahora que se programan tantos reconocimientos al señor Alcalde, podría hacerse una separata del barrio del Santuario, para mí una muestra maravillosa de costumbres propias, tapatías al extremo.Hace tiempo un amigo de la gran Chilangostlán, que tenía alguna relación con entidades cinematográficas, quería filmar una cantina tapatía y me dieron la oportunidad de elegir a cuál llevarlos, en aquella ocasión me decidí por Los Equipales, a pesar de no ser la más antigua, pero ser muy buena y está en el barrio del Santuario, en el cual el obispo benefactor fundó el hospital, el panteón de Santa Paula -conocido también como de Belén-, el Santuario, las casitas -que era un concepto genial de Alcalde-, templos como San Diego de Alcalá y la Escuela de niñas, además de ser lugar de nacimiento de don Agustín Yáñez, de renombrados comercios como la panadería de “La luz”, las tortas del Santuario, y quién no ha ido a comer buñuelos enmielados o cañas, que siempre hay por ahí. Estuvo un tiempo la fonda Valentina, que dio nombre a los famosos receta de los pollos e incluso devociones particulares como los rosarios anteriores a la festividad de la Virgen de Guadalupe; además, en ese barrio fue arrestado y llevado a morir el hoy santo, Anacleto Gonzáles Flores, quien en esos rumbos tuvo su Gironda y forjó con su trabajo esa zona.Es más, es lugar histórico porque ahí fue herido de muerte Rodolfo Álvarez del Castillo, conocido como El remington y que creara el personaje de “El ametralladora”. En fin, creo que estaría bueno publicar una separata de esa obra para repartirla en cada barrio.@enrigue_zuloaga