Por los reproches de la vocería presidencial y del propio Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, esta semana quedará marcada, de principio a fin, como en la que se abrió el mayor frente de tensión entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.Desde luego, los piñazos del Presidente contra el Poder Judicial alcanzaron su máxima expresión con la egocéntrica frase que lanzó desde su rueda de prensa mañanera de media semana, cuando dijo que hablando “en plata (pura)” ella (la primera mujer que preside la Corte en la historia del país) estaba ahí por él, ya que antes quien presidía el Tribunal máximo lo ponía el Presidente, cosa que con él, dijo, no sucedió.Aquí lo que habría que anotar es que López Obrador no confesó lo que fue ampliamente comentado en los corrillos del Poder Judicial: que sí quiso ser como sus antecesores, pese a su cantaleta de que no es igual que ellos, al querer mantener a alguien cercano a la 4T, como lo fue el antecesor Arturo Zaldívar, al que buscó ampliar su mandato en la persona de la ministra Yasmín Esquivel. Como todos saben, no fue posible que llegara a la presidencia de la Corte esta mujer, esposa del constructor favorito de López Obrador desde sus tiempos de jefe de Gobierno de la Ciudad de México, José María Riobóo, por el escándalo de haber plagiado su tesis de licenciatura. Sin dejar de señalar que ahora es la ministra más desprestigiada por aferrarse a su silla, afectando el prestigio de la UNAM y de la propia Corte.Pero el fuego presidencial vino desde el domingo pasado cuando en la conmemoración de un aniversario más de la promulgación de la Constitución Política de México en Querétaro, primero se relegó a Piña en el presídium al desplazarla para darle prioridad y cercanía al Presidente a los mandos castrenses, y luego cuando el vocero de Palacio Nacional, Jesús Ramírez, reprochó a la ministra presidenta no haberse parado para aplaudir la llegada de López Obrador.Al día siguiente vino el tono burlón en la mañanera cuando el Presidente expresó que seguro Piña no se paró por estar cansada, cuando en realidad fue una especie de respuesta al discurso de la presidenta de la Corte en ese evento, donde habló de la obligación del Poder Judicial de mantener su independencia frente al Poder Ejecutivo y Legislativo, en bien del país.Más allá de las muinas del inquilino de Palacio Nacional ante Piña, que fue propuesta como ministra en 2016 por el priista Enrique Peña Nieto y ha votado en contra de prácticamente todas las reformas de la 4T impugnadas, es por donde se le vea una buena noticia que la presidenta de la SCJN mantenga el tono y que pese a todos los intentos injerencistas del Gobierno de la 4T, las y los ministros resistan las presiones y preserven la autonomía del Poder Judicial frente a un Presidente que le incomoda todo aquello que le represente un contrapeso y que, sin decirlo, no concibe como iguales a los representantes de los otros dos poderes, que constituyen el Estado mexicano. Que el país no sólo lo representa él.jbarrera4r@gmail.com