Platiqué con Melissa y Stephany, dos maestras de segundo y sexto de primaria. Una da clases en Oblatos, en Guadalajara, y la otra en una escuela de la Colonia Marcelino García Barragán, en Zapopan. Ambas públicas. En temas educativos una fuente insoslayable es el profesor frente al aula. El político siempre dice lo que le conviene, el líder sindical habla según negociaciones cupulares con los gobernantes, y muchas voces de pedagogos opinan desde cubículos convertidos en torres de marfil académicas. Supongo que estar 195 días al año frente a un grupo ofrece cierta perspectiva a ras de suelo. Sometí a esta “prueba de ácido” algunas afirmaciones en torno a la polémica por los libros de la SEP y la postura que adoptó Jalisco. Expongo algunas ideas de Melissa, 40 años, y Stephany, 32 años, no sin antes remarcar que percibí su pasión y compromiso por enseñar a sus alumnos. Algo poco frecuente -en mi experiencia- en otras profesiones. Creo que se llama vocación. El gobernador anunció el lunes que Jalisco no repartirá los libros de texto mientras exista un juicio de amparo. En su lugar se usará la plataforma en línea Recrea que, aseguró, incluso puede subsanar la ausencia de los libros en el ciclo escolar. Esa afirmación me pareció temeraria, por eso le pregunté a Melissa y Stephany. Imaginé todo menos lo que me respondieron. Ambas coinciden en que existe un problema grave con el internet público en las escuelas. La Red Jalisco falla demasiado: Stephany: “No es suficiente el internet, no llega a todos los salones y no es de buena calidad como para poder reproducir todos los videos”. Melissa: “El internet no puede sostener a los maestros que estamos, nosotros somos una escuela de 12 profesores más la dirección. De repente te saca o tarda mucho en cargar la información”. ¿Cómo podría sustituir a los libros una plataforma en línea con internet deficiente?Urge revisar la calidad del internet que ofrece Red Jalisco, pues significó una inversión del Gobierno estatal por cuatro mil 100 millones de pesos para llevar una red pública a más de 11 mil puntos en la Entidad; además implicó endeudar al Estado. Otros programas similares como México Conectado han fracasado. Suelen ser malos, caros y nunca rinden cuentas. Sin embargo, ambas maestras coinciden en que tanto los libros de texto como Recrea son sólo un apoyo, no la panacea; el verdadero trabajo consiste en la planeación de actividades a partir del nuevo modelo educativo. “El libro siempre ha sido insuficiente. El libro no es todo, sólo es un recurso extra”, me dijo Stephany. Sobre la supuesta “desaparición” de español y matemáticas en los libros de texto, Melissa aseguró que sólo se integran de manera transversal: “Al contrario, me parece muy bien porque se está contextualizando el aprendizaje. A través de un proyecto, el niño está viendo matemáticas y lectoescritura. Es súper enriquecedor que se termine eso de que esto es español, aquí se termina y empieza matemáticas, se termina y empieza conocimiento del medio. Me parece fascinante que por fin se pueda englobar todo”. Sobre los errores de edición, las maestras señalaron que ocurren cada ciclo escolar. Melissa me contó que en 18 años como docente ha visto de todo. Stephany insistió en que el problema de los errores es periférico: “La gente que comenta eso es porque no ha visto el plan de estudio, la gente está viendo libros, nosotros enseñamos a partir del plan de estudio y el contenido es el mismo que todos los ciclos”. Lo que cambiará, me explicó, será la manera de enseñar a partir del modelo de la Nueva Escuela Mexicana que pone al centro lo comunitario sobre el individuo. “Hasta que surge un programa de nosotros, adaptado a nuestra realidad, porque los programas anteriores eran extranjeros, el anterior era una metodología española”, remarcó por su parte Melissa. Este es uno de los cambios más importantes en la historia de la educación en México. Sentí a Melissa y Stephany dudosas, pero entusiasmadas. Me dijeron que llevan meses capacitándose para este momento. Sería un error extraer generalizaciones a partir de los testimonios de dos profesoras, pero también es un error escuchar más a políticos, líderes sindicales y teóricos que a los maestros y maestras en el aula. jonathan.lomeli@informador.com.mx