Ahora se detuvo a un individuo que, por su sola cuenta, se proponía incendiar el bosque. Muchas ideas vienen a la cabeza de por qué una noción como esa puede albergarse en las acciones destructivas que se intentaban.Por supuesto que el fallido incendiario actuaba con algún objetivo: dar otros fines al suelo, o simplemente dañar un inapreciable patrimonio ambiental. Y es en este segundo punto donde habría que detenerse. ¿Cómo lograr que, en la mente de cada habitante de la región, se instale con toda claridad el indispensable cuidado por un patrimonio esencial para todos?Obvio es que puede haber siempre individuos o grupos para los que el actual bosque no es más que un elemento a eliminar. Pero en la medida en la que sea moneda de curso, noción clara y contundente la de todos los beneficios que otorga el bosque de La Primavera, la comunidad irá cimentando cada vez más firmemente su importancia y su correspondiente defensa puntual.En épocas no lejanas se podía apreciar en planos y fotos aéreas el perímetro del bosque y, junto a él, el perímetro que entonces la ciudad abarcaba. Ocupaban, básicamente, la misma área. Eran las dos grandes realidades, el entorno natural y el construido. Quizás entonces aún se mantenía un cierto equilibrio. Junto con esos elementos figuran dos ámbitos naturales que se han poblado significativamente: el valle de Tesistán y el de Toluquilla. Otro elemento esencial y fundacional en los hechos geográficos es la barranca del Río Santiago y sus grandes riquezas de todo tipo.Cada niño, cada ciudadano de la Zona Metropolitana de Guadalajara y más allá, debe recibir y aprender, como una realidad que es preciso clarificar y tener siempre en cuenta, un esquema conciso y entendible de las grandes piezas que articulan a toda la región. Esta medida pedagógica y de toma de conciencia social será entonces una red de protección para el medio ambiente y, muy particularmente, para algo tan sensible y precioso como es el bosque de La Primavera. Y así, las ideas incendiarias tendrán que ser por fin eliminadas.jpalomar@informador.com.mx
