Qué saludable que el tercer y último Informe de Gobierno de Guadalajara haya sido un acto republicano, en el salón de cabildo, sin la onerosa espectacularidad del segundo informe, cuando vimos a Enrique Alfaro desplegar sus capacidades oratorias y su carisma en un foro que parecía desfile de modas.Enrique Ibarra regresó a las formas mucho más austeras de la vida pública sin renunciar al uso de tecnologías: su informe pudo verse en vivo a través de la red y su discurso fue completado con imágenes gráficas que le dieron el toque de modernidad a su presentación.El tono fue mucho más administrativo. Ibarra, prudente como es, dedicó palabras de agradecimiento a todos los poderes, a todos los presentes, a todos los lados, sin acercarse nunca a la peligrosa frontera del mensaje cifrado sobre adversarios, triunfos electorales, relaciones conflictivas con otros municipios o con la federación. Elegante y cortés, Ibarra toreó no sólo ese espacio discursivo, sino que además toreó las principales exigencias de los ciudadanos, notablemente, la de seguridad.Porque los gobiernos no son los responsables directos de los crímenes en la sociedad, pero sus acciones tienen que tener alguna incidencia. Tanto en el discurso de Ibarra como en la página “Qué has hecho Alcalde”, se puede constatar que cumplieron con los indicadores planteados en materia policiaca y que se hizo un esfuerzo por mejorar las condiciones laborales de los policías. Seguro médico, seguros de vida, vales de despensa. Qué bueno. Pero claramente es insuficiente o no es por ahí porque tanto la incidencia delictiva como la percepción de la inseguridad siguió creciendo, a pesar de las luminarias y las banquetas (ahí cumplió) la recuperación de espacios públicos (también), la eficiencia administrativa (también), el apoyo a los escolares con becas (también) o el ordenamiento del comercio (también). En todas esas áreas, los indicadores propuestos se alcanzaron. La felicidad, el estado de jauja y la perfección no, porque eso no estaba contemplado. Pero los avances propuestos y realistas sí que se hicieron.Pero entonces, algo se está haciendo muy mal si las cosas que se hacen bien no tienen impacto en la principal preocupación de la gente. Este informe demuestra que las acciones gubernamentales planteadas tienen un rumbo equivocado si las tasas de homicidio, de robo a casa, de robo a negocios y a personas crece tanto como 82% o hasta 216% en caso de delitos de alto impacto.De verdad creo que esta administración, con la espectacularidad de Alfaro y la elegancia austera de Ibarra, fue una buena administración. Pero entonces se están haciendo las cosas bien, en el camino equivocado. Las prioridades son la seguridad, la justicia y la paz y en esas no se avanzó nadita. El próximo alcalde, Ismael del Toro, tiene que tomar esto en cuenta y en serio.(ivabelle@gmail.com / @ivabelle_a)