Jueves, 28 de Noviembre 2024

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Libertad en tiempo de crisis

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Libertad en tiempo de crisis

Libertad en tiempo de crisis

Vientos de cambio azotan a la sociedad contemporánea. Vivimos en medio de una profunda crisis: lo que hasta hace unos meses era vigente, hoy no lo es; lo que era de cierta manera, hoy, simplemente es diferente. Hay una modificación sustantiva en nuestras vidas propiciada por la pandemia y, dicha circunstancia, exige nuestra adaptabilidad, ello sin alimentar la esperanza de volver a vivir como antes. Un viejo amigo, Don Pepe Martín Barba, decía: “antes como antes y hoy como hoy”. Nunca han tenido mayor sentido sus palabras, entre otras razones, porque nuestra naturaleza refractaria al cambio requiere, con fines de sobrellevar esta situación, de una comunicación asertiva entre las autoridades y la sociedad; desafortunadamente, ha sido deficiente y contradictoria, propiciando incertidumbre y desconfianza. El problema es que la magnitud del reto exige la corresponsabilidad del pueblo, de no ser así, el gobierno tomará decisiones cada vez más opresivas poniendo en riesgo valores como la libertad.

La libertad, nos dice míster Google, es la “facultad y derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad”, agrega, “es un derecho humano básico”, y añade, “es la facultad de obrar según su voluntad, respetando la ley y el derecho ajeno”.

De lo escrito se deduce que la libertad es un derecho universal e inalienable y se nos debe garantizar por el Estado sin más límite que el respeto de los demás. Hay, ciertamente, distintas manifestaciones de este derecho: las libertades de pensamiento, expresión, creencias religiosas, tránsito, trabajo, y de elegir a nuestros gobernantes, entre otras. Es decir, existen una serie de prerrogativas que tienen los habitantes de un país por el solo hecho de serlo; prerrogativas que deben ser preservadas por los gobiernos, especialmente por aquellos electos en un proceso democrático. Debe quedar claro: la libertad no es un valor abstracto, es una forma de vida de quienes integramos la sociedad, por ello, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos lo consagra en su apartado de las garantías individuales.

En gran medida, el problema parte de pensar en la libertad como algo propio, algo que se nos dio de una vez y para siempre, sin racionalizar su ejercicio ni sus límites. ¡Cuidado!, cuando dejamos de cultivar el huerto, se llena de hierbas, plagas, insectos, maleza, alimañas: el espacio se torna agresivo, inhabitable y poco propicio para que la semilla germine.     

La reflexión viene al caso con motivo de la pandemia, pues parecemos no entender la magnitud del reto que estamos viviendo y nos obliga a modificar nuestros comportamientos. Es inevitable reaprender a convivir en sociedad. Aceptémoslo y, aunque implique un gran esfuerzo, modifiquemos nuestros hábitos, respetemos, en el ejercicio de la libertad, el derecho de los demás a la salud, a no ser contagiados. No nos expongamos a que la autoridad haga uso de la fuerza y vulnere nuestras libertades.
 

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