Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Laura

Por: Gabriela Aguilar

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Se divide en tres desde que abre los ojos: mujer trabajadora, mamá y terapeuta. A sus 26 años se convirtió en madre de Tadeo cuando tenía casi seis meses de gestación; por la crítica condición de su bebé, éste tuvo que permanecer en el hospital por casi dos meses en cuidados intensivos.

Ella se recuperó sin tenerlo consigo; regresó a la vida de siempre sin abrazarlo. Una vez que lo recibió se fusionaron. Finalmente estaban juntos. Tadeo creció, aparentemente sano, tanto así que no fue hasta la llegada de su hermano Leonardo, dos años después, también prematuro con casi siete meses de gestación, que Laura identificó que algo andaba mal. Algo que su pediatra no identificó. Tadeo ya tiene tres años, no habla, es intolerante a los estímulos externos, no se comunica y su psicomotricidad es casi nula. 

Un día Laura se armó de valor y acudió con un neuropediatra. Una resonancia magnética le hizo saber que Tadeo no tenía desarrollado del todo su cerebro, que necesitaba terapia pues el pequeño tenía, entre otros aspectos, autismo, una palabra que le cayó como plomo en su vida, en la que ahora su marido ya no pinta nada y la cual tiene que sobrellevar con el apoyo de sus padres.

Cuatro meses, tres especialistas y un terapeuta más tarde, Laura tiene claro que su pequeño Tadeo es su más grande desafío. Y se puso manos a la obra con Leonardo, a quien no se le han identificado los mismos signos, pues apenas tiene un año, pero sí presenta un retraso en su desarrollo, por lo que, al igual que su hermano mayor, ya inició con terapia.

Como Tadeo y Leonardo, en México cerca de 400 mil niños tienen algún Trastorno del Espectro Autista (TEA), pero lamentablemente no muchos de los casos se detectan a edad temprana, otros no reciben terapia oportuna y terminan rezagados. Pues sorprendentemente muchos adultos con problemas para integrarse, conservar empleos o controlar episodios de ansiedad y depresión resultan ser pacientes con algún tipo de TEA no diagnosticado en la infancia.

Desde 2008 se conmemora el 2 de abril como el Día Mundial del Autismo, y a todos aquellos que lo hemos visto de cerca nos permite recordar la importancia de estrechar vínculos y tender la mano a quienes viven con él. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de cada 160 niños en el mundo nace con algún Trastorno del Espectro Autista, y en México la incidencia es mayor, uno de cada 115 niños presenta dicha condición.

Contrario a lo que la ficción nos muestra, el autismo no siempre viene acompañado del glamour que dibuja a quien desarrolla dicha condición como su fuera un genio o que, por el contrario, enmarca la incapacidad de conectar con sus emociones. Con el acompañamiento profesional adecuado, quienes presentan un TEA pueden ser estudiantes en esquemas tradicionales de educación y tener carreras prometedoras ya que tienen la capacidad de enfocarse en un aspecto puntual de su vida que los hace sobresalir.

Por ahora, luego del trabajo, las tardes de Laura transcurren entre ejercicios psicomotrices y de lenguaje en lo que llega la siguiente sesión con el terapeuta. Cambió la literatura de superación personal por la de neurodesarrollo. No recuerda que antes de sus pequeños, otros niños en su familia presentaran síntomas como sus hijos, tampoco que nacieran prematuros como los suyos. Ya superó la culpa que la hacía llorar un día sí y el otro también; ahora enfoca su energía en el trabajo personal para descifrar a esos pequeños que se han convertido en sus nuevos motores y maestros de vida.

puntociego@mail.com

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