A juzgar por los 7 mil 900 millones de pesos comprometidos por el Gobierno federal para obras de abasto de agua y para la Línea 4 del Tren Ligero, la tregua abierta el año pasado entre el Presidente Andrés Manuel López Obrador y el Gobernador Enrique Alfaro parece mantenerse luego de los fuertes desencuentros que tuvieron desde candidatos y luego como gobernantes.No podemos decir lo mismo de las relaciones del gobernador con la Universidad de Guadalajara e incluso con el alcalde tapatío, Pablo Lemus, con quienes los pactos de no agresión que parecían asomar, por lo menos de momento, se esfumaron.En el caso de la UdeG, luego de meses de tensión y reclamos mutuos que se desencadenaron desde agosto pasado que el Gobierno estatal quitó 140 millones de pesos que estaban presupuestados para el Museo de Ciencias Ambientales que construye la casa de estudios, hubo intentos de parar las ofensivas que se manifestaron con la entrega de recursos para el Hospital Civil y la implementación de operativos de seguridad en algunos centros universitarios a petición de los autoridades de la UdeG.Sin embargo, algo pasó en el camino que el cese de hostilidades terminó y los tambores de guerra empezaron a sonar con el anuncio del rector general, Ricardo Villanueva Lomelí, de que el próximo jueves 26 de mayo quiere convocar a la madre de todas las marchas, a la manifestación más grande de la historia de estudiantes, maestros, trabajadores y directivos universitarios para protestar por la quita y el maltrato presupuestal que, aseguran, les da el gobierno alfarista.Hay incluso leones negros que quieren que la marcha no sólo sea de la comunidad universitaria sino que aglutine a otros sectores de la sociedad tapatía que, aseguran, están descontentos con el gobierno naranja en el estado. Desde Casa Jalisco la reacción no se hizo esperar y desde el partido Movimiento Ciudadano se lanzó una campaña para deslegitimar la movilización. Será semana de alta tensión entre la máxima casa de estudios de Jalisco y el Palacio de Gobierno.Por lo que toca a Lemus, quien se ha convertido en su gran contrapeso dentro del partido Movimiento Ciudadano que hasta la elección intermedia del año pasado Alfaro controlaba por completo, en las últimas semanas se han registrado hechos que parecen indicar que los acuerdos de marzo pasado que hicieron para no tener más diferendos públicos, al menos hasta que se acercaran más los momentos de las definiciones político electorales, se han roto.La intensa promoción de Alberto Esquer, el secretario de Asistencia Social, para habilitarlo como plan b en caso de rompimiento con Lemus, que avanza sin competencia por la candidatura naranja a la gubernatura del Estado; la embestida del alcalde tapatío contra el secretario del Trabajo, Marco Valerio Peréz Gollaz, al pedir su renuncia por los señalamientos de acoso en su contra y el respaldo que le dio el gobernador al sostenerlo; y la distancia que Alfaro y Lemus mostraron en Monterrey en la reunión por el Eje Jalisco-Nuevo León, son algunos de lo síntomas de que nuevamente hay dificultades entre ambos personajes.El papel que juega el poder del ayuntamiento tapatío en la marcha udegeísta dibujará claramente las treguas rotas del poder en Jalisco. Jaime Barrerajbarrera4r@gmail.com
