Hasta hace algunos meses, la carrera de Zinedine Zidane como entrenador era vista con escepticismo en Europa. “Es más un motivador que un técnico”, era el comentario con el que se solía despachar a Zizou, que ganó el sábado pasado su tercera Champions League consecutiva con el Real Madrid.Ser subestimado no es nuevo para Zidane. Nacido en Marsella, en una familia proveniente de Algeria, el futuro jugador aprendió muy pronto a navegar contra la corriente de los prejuicios.Se ha vuelto un maestro en ese arte. Le basta esa sonrisa enigmática, un comentario ambiguo, para sacarse de encima el peso de las suposiciones ajenas. “Ustedes saben: no soy el mejor entrenador tácticamente”, dijo ante la prensa el sábado pasado antes del partido contra el Liverpool, casi saboreando la ironía por adelantado.La situación no era muy diferente cuando Zidane era jugador y su calidad parecía estar fuera de discusión. El dueño de la Juventus lo vendió al Real Madrid afirmando que era “más entretenido de ver que útil”.La Copa del Mundo que inicia el próximo mes le trae recuerdos agridulces al entrenador del Real Madrid. Como jugador, la ganó en 1998 y la perdió estrepitosamente ante Italia en 2006, en un episodio que parecía empañar irremediablemente su legado.Luego del cabezazo a Marco Marterazzi muchos cometieron el error de dar por terminado a Zidane. El mocoso de la periferia de Marsella venció al jugador, fue la interpretación más común del incidente.Lo que nadie tomaba en cuenta era la capacidad del francés para inventarse nuevas vidas de la nada: de Yazid (el nombre con el que era conocido de niño) a Zidane, jugador de futbol; de Zidane a “Zizou”, jugador de la Juventus y el Real Madrid, símbolo y catalizador de la Francia campeona del mundo. Pasó de jugar por una botella de refresco (su alegría de infancia) a alzar la Copa del Mundo.Tras el Mundial de 2006 “Zizou” parecía condenado a la muerte civil, pero no sólo superó el incidente; lo dejó atrás como si se tratara de un capítulo de la vida de alguien más, y de algún modo es así.“Zizou” se convirtió en “míster” Zidane, el técnico del Real Madrid. Su reinvención como entrenador tomó por sorpresa al mundo del futbol, que lo conocía como un jugador de gran calidad, pero que hablaba poco, más un solista que un director de orquesta.El caudaloso talento del Madrid respondió de manera admirable a ese toque delicado, pero sapiente que Zidane ya había demostrado cuando era jugador. Ahora el “míster” francés tiene un lugar entre los mejores entrenadores de la historia en Europa. Nadie, además de él, ha ganado tres Ligas de Campeones consecutivas.Con un palmarés envidiable como entrenador y con 46 años por cumplir, Zidane tiene todos los motivos para poner la vista en el título de campeón del mundo. Pero eso vendrá después. En su próxima vida, tal vez.
