Domingo, 12 de Enero 2025

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Las cosas pintan mal y puede que vayan a peor

Por: Carlos Enrigue

Las cosas pintan mal y puede que vayan a peor

Las cosas pintan mal y puede que vayan a peor

Suena horrible este título, pero por más que le busco no veo bien al barbaján de Trump amenazando a Canadá y a nuestro país con convertirlos en estados gabachos; yo me opongo porque aquí soy conocido como La Morsa y allá sería “The Walrus”, como que no me acomoda, pero el próximo mandatario gringo no tiene llenadera, ya quiere también Groenlandia y la primera ministra danesa ya le dijo que niguas, que si quiere hielos pa’ sus cubas, que compre sus hielos.

Y para acabarla de fregar, hasta a la sirenita va a querer y quiere fundar el mundo y cambiar lo de Golfo de México por Golfo de América… Bueno, en eso se parece a nuestro amado expresidento (y desde que está Claudita y él está retirado, es menos popular), quien quería cambiar el nombre al Mar de Cortés, porque tenía un abuelito gachupín que algo grave le ha de haber hecho, porque por él aborrece hasta la paella y con ella, a todos los españoles y por eso quitó a Colón de Reforma y puso un árbol que se secó. En cambio, al hijo que no sé por qué no lo lucen como a los otros, como al muchachazo que por su menda casó con rica y vivía como mago en Houston; y el otro, que tiene un alto cargo en Morena y que a la mejor le gusta Luisa Alcalde (que está muy guapa), y otro al que acusan que está feliz en Gran Bretaña -y creo que su mami también anda por allá-, porque allá sí dejan vapear y comer chocolates buenos y no como los de sus hermanos.

Por otra parte, Claudita, muy modosita y educada -se nota la educación europea- le contesta a Trump que no entiende y que sí aceptaría lo del golfo y, según creo, estuvo peor querer ponerle Golfo de América mexicana; yo creo que es mejor que lo dejen como estaba. Lo muy bueno es la campaña contra el fentanilo, aunque no sé para qué, porque todos sabemos que en nuestro país no se produce dicha droga, pero lo cierto es que en algo hay que gastar, porque eso sí, sobrados de lana debemos de estar.

Lo que sí está muy bien es que la ya ultra popular presidenta anunció que nosotros vamos a fabricar un auto cien por ciento nacional, llamado Olinia (que en búlgaro se dice Sheinbaum), a muy buen precio, digo, para los que puedan caber en él, porque yo no entro ni con calzador, y si a presión y con calzador me pudieran meter, me tendría que quedar a vivir dentro del auto porque no podría salir nunca ni yo ni nadie que mida más de 1.50 metros o pese más de 42 kilos con todo y zapatos. Por cierto, eso significa que ni Claudita ni los que diseñaron el auto han leído nunca el Manual del niño gordo, que fija las medidas mínimas.

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