A finales del siglo XIX y principios del XX, Guadalajara inició un profundo proceso de transformación que la llevó a abandonar el concepto cuadriculado del Centro, muy al estilo español, para incorporarse a las tendencias europeas y norteamericanas en materia de trazo citadino con trazos irregulares como se iban fraccionando los terrenos circundantes.Guadalajara, en los albores del siglo XX era una ciudad pequeña; hacia la zona Sur del primer cuadro de la ciudad, el límite era donde estaban los patios del entonces Ferrocarril Central Mexicano, cuya Estación estaba en lo que hoy es Avenida 16 de Septiembre y Prisciliano Sánchez, y que la gente le llama “Zona de los Dos Templos” en alusión al Templo de San Francisco de Asís y al de Nuestra Señora de Aranzazú; hacia el Norte llegaba hasta donde se encuentra la Glorieta de la Escuela Normal de Jalisco; al poniente la calle Tolsá, y al Oriente hasta el Parque del Agua Azul y el Mesón del Tepopote frente al hoy Cuartel de Bomberos, por la Calzada del Águila. Una de las primeras de la Ciudad, fue la Colonia Moderna fundada entre 1906 y 1907, en lo que alguna vez fueron terrenos de los Ranchos “Agua Escondida” y “El Mirador”, que pertenecían a la familia Vizcaíno, por el rumbo del antiguo camino a “Santa Ana de los Negros”, es decir, Santa Ana Tepetitlán; ese camino cruzaba un enorme bosque, que pertenecía a terrenos de la Hacienda de Santa Eduwiges, en lo que hoy es el Fraccionamiento Jardines del Bosque.La Colonia Moderna siempre fue y sigue siendo elegante, sobre todo por sus fincas afrancesadas, sus amplias y arboladas calles. Allí se encuentra la muy conocida “Pila Moderna”, ubicada en una glorieta que en el año 1920 ya era centro de reunión de los jóvenes que iban a patinar, y que luego se cambiaron de rumbo para irse al camellón central de la Avenida Lafayette, hoy Chapultepec. Una de las cosas que más me agradaba de la colonia, donde vivía mi abuela materna, por la calle España, eran sus banquetas anchas y que tenían pisos de mosaico, de aquellos cuadritos rosas y grises de “Mosaicos Granados” que ustedes sin duda recordarán, y la gran vegetación en ambas aceras.Precisamente en la esquina de las avenidas Rusia y España se estableció la primera planta embotelladora de la Ciudad. Se trataba de la “Embotelladora La Pureza”, cuyo producto insignia era la “Limonada Favorita” y que pertenecía a Don Abelardo García Arce, y que todavía en la década de los sesenta del siglo pasado era común encontrarla en las tienditas de la esquina y era de las preferidas por los consumidores; y eso que la competencia era fuerte con otras marcas de refrescos, inclusive los de cola, pero la calidad, el sabor y la higiene se imponía.En la zona de la Ciudad a la que me he venido refiriendo, llamada la zona de “Las Colonias”, acompañaron en ese proceso de desarrollo urbano a la Moderna otras dos muy importantes y significativas, la Colonia Francesa y la Colonia Americana, también con historias muy interesantes y anécdotas que después compartiré con ustedes.Para los lectores más jóvenes, los quiero ubicar. La Colonia Moderna se encuentra localizada en lo que hoy son la Avenida Niños Héroes al Norte; hacia el Sur la antigua Calzada de Santa Eduwiges, después Avenida Washington y hoy Circunvalación Agustín Yáñez; hacia el Oriente, la Calzada Independencia Sur y hacia el Poniente la Avenida Chapultepec. Si tienen tiempo de hacer un recorrido por sus amplias calles observen las casonas de la época y disfrutarán más de esta lectura.Gracias por su lectura y nos encontraremos aquí en esta página el próximo sábado, si Dios nos presta vida y licencia.