Creo que no habrá vuelta atrás, el próximo año, a estas alturas del mismo, tendremos Presidenta electa. El jefe de Estado, de este país que carga con tan enquistada herencia machista, a como van las cosas, lo más probable es que vaya a ser una mujer. Celebro desde este momento que haya candidatas -o para no hacer enojar al INE-, pre candidata y coordinadora de las mil defensas de la 4T, a dos mujeres con dos visiones distintas en lo público y lo privado, encargadas de elaborar un plan y dar un rumbo al país que nunca ha sido liderado por una mujer. Me imagino conversaciones futuras, (porque así soy yo, imagino cosas que no han sucedido pero que tienen sustento en algunas que ya sucedieron), en las que escucharé -por supuesto- de parte de algunos hombres decir que tal o cual decisión la tomó porque es mujer. También me imagino respondiendo a ese tipo de diálogos inútiles (porque nada me asegura que sucedan más que la historia colectiva), con algún despropósito de algún ex presidente que por cierto no son pocos, ni los ex presidentes, ni los despropósitos, sin haber hecho un juicio de la decisión, por ser hombre. Y espero (porque yo siempre espero este tipo de cosas) que haya más de algún hombre poniendo en sintonía a sus compañeros del dominó o del puro humanizando la figura de autoridad que tendrá una de estas dos mujeres. Espero también, que alguna de nosotras no disculpemos y pidamos a la sociedad que la perdonen o que le den chance a la que haya llegado el poder porque es mujer, porque es verdad que ninguno de los que llegan a ser presidentes tienen experiencia previa siéndolo. Por lo menos en este país.Para mí el reto más importante y a lo que estaré más atenta desde ahora hasta la elección y durante la gestión de esta probable futura jefa de Estado (me encanta como suena), será la de verlas a ambas sin la necesidad de montarse en un discurso, en una toma de rol sobre el género masculino. Y no estoy hablando de pintarse las uñas y peinarse y cruzar las piernas. Pienso todo esto porque para encajar en mundos donde de pronto nos urge que nos respeten, yo misma lo he hecho, yo también me he tenido que mostrar masculina o no tan mujer, he tenido que ocultar mi vida privada, mis labores y pesares de madre, hacer chistes ad hoc, reírles los suyos, vestirme para invisibilizarme y recibir comentarios aun así, sobre mi peso o mi figura oculta tras las prendas, actuar, pactar, beber tal y como lo hacen ellos para que un poco, un poquito, lo tomen a uno en serio. Luego creo que muchas mujeres que no se detienen en cada una de estos lineamientos no escritos, nos han abierto el camino para poder ser de manera más libre dueñas del género y sentarnos en la silla que corresponde desde el lugar y modo.Yo espero que ambas, Xóchitl y Claudia, nos muestren desde lo que son qué es lo que quieren resolver en el país. Hay tiempo, habrá que ver. argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina