Hace 121 años, en junio de 1898, el entonces gobernador Luis del Carmen Curiel llevaba a cabo los trámites necesarios para adquirir los predios de Los Colomos a la “señorita María Gil Romero”. Los predios de Los Colomos formaban parte del “sistema Occidental” del plan de abasto de agua a la capital de Jalisco, en tanto que unos terrenos adquiridos en San Andrés y San Rafael eran parte del sistema Oriental del suministro de agua a Guadalajara.Así informó el gobernador Luis C. Curiel a los diputados el 1º de febrero de 1899: “En cuanto a los manantiales que forman el sistema Occidental de abastecimiento, los mismos que los terrenos donde nacen, fueron adquiridos por el gobierno mediante la cantidad de 50,000 pesos que se deberán pagar a la señorita María Gil Romero, propietaria de ellos tan luego como se conozca el resultado de un litigio que en la actualidad se tramita, pues así se estipuló en la escritura de compra venta autorizada con fecha del 7 de junio último [1898] por el notario C. Manuel M. Tortolero”.A la distancia de más de un siglo, se puede ver con claridad que la decisión tomada en 1898 por el gobernador fue una decisión sensata, de sentido común y en beneficio del interés común.Aún ahora Los Colomos siguen siendo una fuente de agua para una parte de la ciudad, un punto de infiltración importante para el Valle de Atemajac, y un bosque urbano que provee bienes ambientales para los tapatíos.Ahora que el gobierno del estado, encabezado por Enrique Alfaro Ramírez, ha tomado la decisión de vender el complejo de Las Villas Panamericanas a una compañía privada, constituida de manera exprés para hacerse de este negocio, vale la pena preguntarse si es la decisión más sensata, si se funda en el sentido común y está encaminada a beneficiar al interés colectivo. Y las respuestas son negativas.Los expertos que conocen El Bajío del Arenal, el terreno donde se construyeron irregularmente las Villas Panamericanas desde 2009, sostienen que esta zona de unas 1,500 hectáreas, es un área ambientalmente frágil pero muy importante como zona de infiltración y captación de agua pluvial que luego abastece los acuíferos y mantos freáticos de esa parte del área metropolitana de Guadalajara.La decisión de vender por 1,500 millones de pesos el complejo de las Villas Panamericanas a la empresa Green Life Capital (apenas constituida el 22 de mayo pasado) para destinarlo a vivienda privada, es una decisión que acarreará consecuencias negativas para la función de recarga de agua que tiene El Bajío.Permitir que esta empresa tenga autorizaciones para abrir el conjunto Panamericano a usos inmobiliarios claramente abre la puerta para que otros “desarrolladores” de vivienda soliciten permisos semejantes. Vender las Villas Panamericanas para uso de vivienda es condenar la zona de recarga de agua de El Bajío a su extinción.Es una decisión que tendrá consecuencias históricas relevantes, para bien o para mal de los habitantes de la zona metropolitana. Hace 121 años un gobierno tomó decisiones sensatas que todavía producen bienestar colectivo.La decisión de vender las Villas para uso comercial-inmobiliario, es todo lo contrario. Una decisión de consecuencias negativas para la mayoría de la sociedad. Es una indecencia que los gobernantes estén trabajando para la codicia y beneficios de unos cuantos y no para el bien común.