La detección, la semana pasada, de tres casas del terror: una en la colonia Lomas del Pedregal, en Tlajomulco, donde rescataron a ocho personas en cautiverio y encontraron el cadáver de un hombre que no resistió la tortura; otra en la colonia Arroyo Hondo, que funcionaba como un supuesto centro contra adicciones clandestino en Zapopan a donde fue a parar un policía municipal raptado un día antes y donde estaban privadas de su libertad un centenar de personas en condiciones infrahumanas; así como otra en la colonia Jardines de la Cruz, en Guadalajara, donde se liberó a cuatro plagiados más, vuelve a prender los focos rojos por el regreso de esta expresión delincuencial que marcó el año pasado en materia de inseguridad.El hallazgo de estas conocidas también como casas de seguridad de los grupos delincuenciales coinciden con una serie de privaciones ilegales de la libertad y de desapariciones forzadas entre las que destacan la de un comerciante de Tonalá, la de cuatro individuos en Los Encinos, en Tlajomulco, y el viernes pasado de otros cinco en Juanacatlán.Tanto estos levantones, como la reaparición de las casas de la muerte, donde se priva de la libertad, se tortura, se desmiembra y se asesina, están directamente relacionados con el problema de las fosas clandestinas que se encuentran en las habitaciones y patios de estas fincas, y de las que se han exhumado hasta mas de cien de cadáveres en una sola, y que en conjunto tienen a Jalisco como la entidad en la que más muertos se han enterrado en estos cementerios clandestinos.Ante este desolador panorama, hay, al menos por primera vez en esta última semana, más detenidos que muertos y plagiados liberados en esas casas del terror. Mientras que se rescataron 14 levantados y se encontró un sólo cadáver, hay 17 detenidos. Por donde se le vea es por lo menos un viraje a la inercia de impunidad que se dio el año pasado cuando se encontró más de una veintena de este tipo de refugios criminales donde se liberaron decenas de retenidos ilegalmente y se encontró más de un centenar de cadáveres y hubo un solo detenido por parte de la autoridad estatal. Este magro avance sólo podrá capitalizarse si con los detenidos se genera por fin inteligencia policial que ayude a descifrar el modus operandi y así inhibir que esto se siga repitiendo y más casas de este tipo apareciendo.Otra novedad que ayude a erradicar este fenómeno delincuencial podrían ser las confesiones de los detenidos de los elementos policiales que los protegen para hacer posible que estás casas ya no se ubiquen sólo en la periferia de la ciudad, en zonas relativamente aisladas, sino ahora en populosas colonias y sobre calles y avenidas de un alto movimiento vial y de peatones a las que sólo pueden llegar con la complicidad o miedo de los patrulleros.jbarrera4r@gmail.com