El lunes por la mañana, revisando las primeras planas de las ediciones digitales de los periódicos nacionales, casi todos coincidían en la noticia más importante: El presidente López Obrador anuncia que el avión presidencial TP-01 -‘arrumbado’ en el hangar presidencial desde hace más de tres años- será rentado para traslados a fiestas, bodas y celebraciones de 15 anos. Al ‘extraordinario’ anuncio se le dio una gran difusión en todos los medios.Y leyendo más adelante, con menor visibilidad leemos: “Un ataque armado en un palenque en Zinapécuaro, Michoacán, deja por lo menos 20 muertos. según reporta la Fiscalía de ese estado”.Sin tratar de ser amarillista -abismalmente- la noticia sobre la masacre en Michoacán tiene más trascendencia por la forma y la pérdida de vidas humanas que la renta de un avión que es un tema político y argumento de distracción por parte del presidente.Sin embargo, nos hemos vuelto tan insensibles ante la tragedia y violencia que se vive en México, dándole más importancia a las argucias temáticas que desde la mañanera se difunden, que nos han transformado y han logrado distraernos y llevar la conversación por el lado que le conviene al mandatario.Hay temas de violencia que la autoridad debe atender, como son los recientes informes de que en Zacatecas el terror que viven los policías, donde en lo que va de este año ya han sido asesinados 16 elementos; del alarmante reclutamiento que los carteles de la droga hacen entre los menores de edad en diferentes poblaciones del país; el reporte de la BBC de Inglaterra que habla de los explosivos caseros y minas encontrados en Tierra Caliente, Michoacán, que hablan sobre las nuevas capacidades de armamento con que cuentan los grupos delincuenciales; o de lo que habla y denuncia el sitio France 24, que revela que México está muy lejos de revertir la violencia y la impunidad.De acuerdo con TResearch (investigadores de mercado online sobre asuntos políticos), hasta el dia 22 de este mes, eran 115,768 los homicidios dolosos que se han cometido en lo que va del sexenio de López Obrador, muy lejos de las cifras de promesa que se hicieron para acabar con el problema cuando tomó posesión. Aunque el promedio de homicidios diarios ha disminuido en comparación con el año pasado -de 100 a 84-, proporcionalmente el problema crece de manera desmedida y sin intenciones aparentes de que el gobierno quiera intervenir cambiando las políticas de combate hacia los delincuentes.Y lo que resulta preocupante, es que el secuestro de personas -que en los últimos dos años había decrecido-, se ha convertido nuevamente en un medio para extorsionar a la gente. En lo que va del sexenio, se han reportado a la fiscalías estatales un total de 3,839 secuestros.Pero el drama y la realidad que en México se vive con la violencia parece que no existe. La inacción e ineficiencia del estado y la insensibilidad que mostramos ante la verdadera tragedia que se vive en las calles, nos hace suponer que hoy es más importante rentar el avión para fiestas familiares, que la sangre que se derrama en las calles. La violencia ya no importa. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net