La decisión de conformar un Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y elegir a una mujer indígena como su vocera y postularla como candidata presidencial independiente, es la iniciativa política más refrescante, creativa y con potencia que se ha lanzado en años recientes en el país.A pesar de la lamentable noticia del accidente que le ocurrió a la caravana del CIG el pasado miércoles en Baja California Sur (BCS), con el saldo de la muerte de Eloísa Vega Castro de la Red Sudcaliforniana de Apoyo al Congreso Nacional Indígena (CNI), las heridas que el accidente le dejó a la vocera del CIG, María de Jesús Patricio Martínez y a otros dos concejales del pueblo cochimí, y a pesar de que casi con seguridad esta propuesta política no alcanzará a estar en la boleta de la elección presidencial de este año, se puede sostener que en sí misma es una propuesta victoriosa.Lo dijo la misma Marichuy en La Paz, BCS antes de salir a carretera a el poblado de Vizcaíno donde se accidentó: estemos o no en la boleta nosotros ya ganamos, dijo, porque se consiguió el objetivo que se proponía el CNI: visibilizar la situación de despojo, represión y racismo que las políticas del capitalismo neoliberal están acarreando a los pueblos originarios.Este era uno de los propósitos que acordaron los representantes de decenas de pueblos del país cuando discutieron a finales de 2016 la propuesta que originalmente pareció descabellada: que los pueblos organizados en el CNI participaron en las elecciones con una mujer indígena como candidata independiente.Como se remarcó desde un inicio, la idea no era entrar a participar en la “fiesta de los de arriba” que son las elecciones, sino echar a perder su fiesta. Y lo lograron parcialmente: el recorrido de Marichuy Patricio y los concejales del CIG de casi 100 pueblos originarios, lograron hacer visible lo que los dueños del poder político, económico y criminal tratan de negar: los pueblos indígenas sufren un embate que pretende despojarlos de sus territorios porque son considerados espacios privilegiados para valorizar capital.El recorrido de Marichuy por buena parte de la geografía del país logró visibilizar el acoso y hasta exterminio que sufren por distintos megaproyectos y dinámicas de acumulación de capital que se abalanza sobre los ricos territorios preservados por los pueblos originarios.Además de convertirse en una caja de resonancia de lo que les ocurre a los pueblos nativos, el recorrido de Marichuy y los concejales lograron también mostrar que no sólo se resiste al despojo, sino que también están construyendo alternativas civilizatorias al modelo agotado y caduco sistema capitalista.La misma idea de proponer un gobierno colectivo para todo el país, que es el Concejo Indígena de Gobierno, en lugar de un caduco sistema liberal que entrega todo el poder en una persona y a una camarilla de políticos de la partidocracia, quienes a su vez se convierten en gerentes de los intereses económicos y los poderes fácticos, es una muestra de que el recorrido de Marichuy, los dolores que recogió y las alternativas que planteó para toda la nación, son en sí mismas una victoria de esta iniciativa política lanzada por los pueblos originarios. Aunque no esté en la boleta electoral.