Después de la tragedia en Texas, donde hasta el momento han fallecido 53 migrantes, las reacciones han sido muchas; por supuesto, todas ellas coinciden en el dolor que causa la pérdida de vidas humanas y la manera en que fallecieron. Y dentro de ese tumulto de respuestas al infortunio, no faltan aquellas que culpan directamente al gobierno estadounidense por no actualizar los sistemas migratorios, y entre los partidos republicano y demócrata se echan la culpa mutuamente.El primero que reaccionó fue el gobernador republicano del estado donde sucedió la tragedia, Greg Abbott, quien hizo responsable al presidente Joe Biden de la muerte de los migrantes. "Son el resultado de sus mortales políticas de fronteras abiertas", además de que "muestran las fatales consecuencias de su rechazo a hacer cumplir la ley".La verdad es que ni hay políticas de fronteras abiertas ni tampoco se ha rechazado el hacer cumplir la ley. Simplemente estamos ante un problema muy complejo, que tiene otros orígenes, más que la vigilancia y aplicación de la ley en la frontera.Hay otros que han dicho que la -atorada en el Congreso- reforma migratoria ha promovido la llegada de más migrantes. Tampoco es cierto. La propuesta reforma migratoria del presidente estadounidense básicamente se refiere a darle legalidad a casi 12 millones de personas indocumentadas que ya forman parte de la sociedad desde hace por lo menos cinco años y que son parte vital en la economía del país. No se refiere la reforma a darle acceso a Estados Unidos a quienes piden asilo -que es el caso de quienes están hacinados en la frontera de México- que es un asunto independiente, del que se encarga de resolver las cortes de inmigracion. Y quién regula la otorgación de visas de trabajo es el Departamento de Estado a través del Servicio de Ciudadanía e Inmigracion (USCIS), de acuerdo a las necesidades de mano de obra en algunos sectores laborales.La acción que se necesita para desalentar el tráfico de migrantes y con ello disminuir las posibilidades de más accidentes como el de esta semana, aunque es compleja, es una estrategia multirregional en donde tomen parte los ‘expulsores’ de migrantes y el receptor -Estados Unidos-. Y este último es quien deberá de encabezar el esfuerzo por los recursos con los que cuenta y a la postre porque es el más afectado por la enorme cantidad de migrantes que intentan o han penetrado su frontera.Recientemente el Migration Policy Institute (MPI) en un informe hablaba de “construir un sistema migratorio regional que privilegie la movilidad humana segura, ordenada y legal”. En el documento se destaca como prioridades el desarrollar vías legales para el trabajo temporal, tomando en cuenta los focos rojos o regiones de donde provienen los migrantes, crear sistemas de protección humanitaria, profesionalizar el control fronterizo de todos los países involucrados y por supuesto, invertir en el desarrollo a largo plazo.México, principalmente, tiene que trabajar en muchos sentidos, ya que somos el principal ‘exportador’ de migrantes. De acuerdo con las estadísticas oficiales de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, del 2020 a la fecha el repunte de detenidos de origen mexicano en la frontera casi se ha duplicado.Por el momento, lo más importante es luchar en contra de la desinformación que motiva a que muchos salgan de sus países de origen pensando que la frontera estadounidense está abierta y enfocar las baterías con la participación de todos los países involucrados, porque cuando tenemos un problema que es de todos, aparentemente no es de nadie. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net