Para Alberto Gómez BarbosaDurante la guerra civil española, causada por el alzamiento de los fascistas españoles en contra del régimen republicano legítimamente constituido, dos contingentes de futbolistas españoles vinieron a México.Primero fue el famosísimo Barça, que llegó el 7 de junio de 1937 y dejó en México a varios jugadores, como el magnífico atlantista Martín Vantolrá, y se llevó un dinerito suficiente para sobrevivir a los primeros embates de la animadversión especialmente acendrada franquista.Poco después de partir los blaugranas, hizo su llegada a México la Selección Vasca de futbol, también de feliz memoria.Ésta se organizó a principios de 1937, por iniciativa del lendakari de Euzkadi, José Antonio Aguirre, quien había sido futbolista de joven. La idea era que dicho equipo recaudara dinero para el ejército republicano.Empezó en París y Marsella y luego estuvo en Checoeslovaquia, Polonia y la URSS. Aparte de la simpatía que generaba su causa, llamó la atención que ganaban la mayoría de los partidos, lo que dio lugar a que en Moscú recibieran una invitación para jugar en México.Pero antes de embarcar en el Ille de France rumbo a Veracruz pasaron por Noruega y Dinamarca. En noviembre y diciembre sostuvieron en México una decena de partidos, ganando casi todos, lo que les mereció una invitación para ir a Buenos Aires. Pero aquí no los dejaron jugar por ser republicanos.De regreso a México, un empresario de origen vasco llamado Ángel Urraza, aunque fuera más bien partidario de Franco, dueño entre otras cosas de una empresa llantera llamada Euzkadi, se le ocurrió formar con ellos el equipo nombrado, precisamente, Club Deportivo Euzkadi, que jugó en México el campeonato 1938-1939, quedando en segundo lugar.Resuelta la guerra en favor de sus enemigos, el equipo se disolvió, algunos pocos volvieron, pero la mayoría se quedó en México y echó raíces. Nueve de ellos murieron de viejos en nuestro país.Lo mismo que del Barça varios destacaron mucho en el futbol mexicano y se les recuerda con cariño, en especial a Luis Regueiro y, por encima de todos, a Isidro Lángara.Por cierto que el modo de jugar de éste dio para que su apellido se convirtiera en adjetivo que la Enciclopedia del Idioma de Martín Alonso recoge como “astuto, listo” que es más parecido al significado que le damos en México, donde además se refiere al que no comparte. En cambio, el Diccionario de la Academia de la Lengua Española, lo incorpora, acusando también su origen mexicano, pero como “persona que no es digna de confianza”.Cabe citar a Francisco J. Santamaria, cuyo Diccionario de Mejicanismo dice que es una “persona que procede tortuosamente con falsía. Indigna de confianza”.Quien no da ninguna nota es María Moliner en su Diccionario del uso del español. Puede ser que se deba a que no le gusta este deporte o a que no le agrademos los mexicanos, o a las dos cosas…¡Gora Euzkadi!(jm@pgc-sa.com)