Llegó el mes de septiembre, el mes patrio, el mes de la celebración de la Independencia de México y con él la lectura del informe de gobierno. Por cierto, un informe sui generis, porque no se llevó a cabo en el Congreso de la Unión, el presidente López Obrador no portó la banda presidencial -por no estar en el recinto adecuado-, se vistió de manera muy informal -con guayabera- y minimizó el tema de lo que más nos interesa a los mexicanos: la seguridad.En su quinto informe -que fue más bien una mañanera más, pero desde Campeche- que tuvo una duración de 95 minutos, el presidente dedicó menos de un minuto al tema de seguridad y 23 segundos para decir que es falso e incorrecto lo que se dice sobre la incidencia delictiva, 20 segundos de la Guardia Nacional, 40 segundos de derechos humanos y 2 minutos 11 segundos para lanzar acusaciones y amenazas al Poder Judicial de acuerdo con un reporte del Observatorio Nacional Ciudadano. Presumió que los delitos de fuero federal se han reducido en 24%, el homicidio en 17%, el robo en 26%, el feminicidio en 29%, el robo de vehículo en 44% y el secuestro en 40%. Sin embargo la percepción ciudadana es muy distinta a lo que pregona el inquilino de Palacio Nacional, sobre todo cuando vemos las estadísticas de la ‘carnicería’ de muertes violentas, donde en el sexenio ya casi llegan a las 167 mil víctimas y la cifra continua acumulándose escandalosamente con un promedio de 85 muertes diarias.Y es que la percepción sobre la violencia -a pesar del permanente desmentir del gobierno- no es solamente de los familiares afectados directamente por el baño de sangre. Es la sociedad en general, así como la misma iglesia católica lo ha expresado -en el editorial de su publicación oficial Desde la Fe del 8 de enero pasado- donde señala “¡Basta de tanta violencia que sigue manchando de sangre la historia de nuestro querido país!”, y hace referencia a que “el Estado mexicano tiene la capacidad de controlar a la delincuencia cuando se lo propone y aplica la ley, para evitar que crezca la inseguridad, la violencia y la descomposición social”.Y a propósito del mes que comenzamos y la violencia, el sábado pasado el padre Jerardo Flores Proa durante la homilía en la iglesia de San Pablo de Tarso en Santa Anita, hizo esta reflexión: “Septiembre es el mes más mexicano. Que bonito es México por su tradición y por su cultura. Y también cuantos desafíos como mexicanos encontramos. Hay que pedirle a Dios por este México, ante tantas cruces y sombras que encontramos, ante tantas oscuridades y tinieblas, de delincuencia, violencia y lo que sabemos todos. Hay que pedir por un México mejor, es nuestra tierra, es nuestra patria. Como ciudadanos necesitamos siempre construir una mejor nación y quienes tengan oportunidad, -ojala escuchen esto en Palacio- ejerzan con la responsabilidad que les compete. Queremos un México unido, no dividido. Un México con mejores oportunidades para todos. Un México en donde haya libertad, paz, justicia y prosperidad.”Sin embargo, para AMLO la seguridad del país es lo que menos importa -¡le vale...!- como lo demostró en su informe. No le interesa escuchar a la sociedad o a la iglesia, porque para él solo hay otras prioridades, como andar paseando en su ‘trenecito’ -que por cierto se le quedo parado a mitad del camino- y esperando dar el ‘dedazo’ - aunque ya sabemos quién será- a favor de su ‘gallina’ -no ‘gallo’- para intentar seguir conservando las llaves de Palacio Nacional.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net