El ascenso ya estaba autorizado pero intempestivamente decidieron detenerlo. Antes le preguntaron al jefe de Graciela si asistiría a trabajar el próximo 9 de marzo. Ante la respuesta negativa, en esa junta patriarcal decidieron archivar “hasta nuevo aviso” su promoción.Lo anterior es solo un ejemplo del revanchismo silencioso en lugares de trabajo que se percibe a días del 9M, acompañado de las bromas de quienes seguramente convivieron en su niñez con esas expresiones aparentemente divertidas, que quizá no entendían, pero que ahora pregonan sin entender que son parte del problema: “A latigazos deberían ir a trabajar”, “si así nadie las aguanta, menos después de su paro”, “luego por qué las matan (alusión sexual) y después las asesinan”, entre otras expresiones. La irritación es discreta pero se percibe.Están también aquellos políticamente correctos, los que temen verse mal por no subirse al barco feminista y abren espacios -que eran inexistentes- para las mujeres, más por compromiso que por convicción. Hay que salir bien en la foto. O aquellos que hasta organizan foros apresurados en contra de la violencia machista y para “entender mejor el feminismo”, así lo exige el momento y hay que adaptarse atendiendo a la naturaleza pragmática disfrazada de progresismo. ¿Cuántos pudieron hacer algo ante el conocimiento de casos de acoso laboral o sexual y prefirieron callar en alianza con sus compañeros? ¿Cuántos continuaron premiando estos silencios con ascensos y reconocimientos? Y no faltan los que dudan de la autenticidad del movimiento.No sé si el paro tiene o no la intención de ser el contrapeso político inexistente en el país, o si hay grupos “financiando” las acciones de invisibilidad del lunes 9, pero estoy segura que para mí y muchas mujeres es la forma genuina de condenar la violencia y entender y respetar la emancipación de la mujer.Esta historia inició hace mucho tiempo y tuvo su origen en dos hechos clave: el primero en 2001 cuando Claudia, Esmeralda y Laura fueron encontradas sin vida en un campo algodonero en Ciudad Juárez, Chihuahua, muertes que condenó hasta ocho años después la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la falta de prevención y debida diligencia en la investigación de los asesinatos. Y el segundo, ocurrido el 29 de junio de 2010 en el Estado de México: la muerte violenta de Mariana Lima a manos de su esposo, hecho que permitió que cinco años después, el 25 de marzo de 2015 -sí, apenas hace casi cinco años-, la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitiera la primera sentencia en relación a la figura del feminicidio en el país.El 9M nos da esperanza de que los pasos se están dando, esto ya no es ni debe ser lo mismo, una revolución que nadie detiene, una oportunidad de acompañarnos para ser, mujeres y hombres, todos, personas con bien-estar.