El primer cometido de una ciudad es durar, permanecer y ser el marco lo más cercano posible a las aspiraciones de sus habitantes. Es así que las generaciones que se suceden aportan su carga de intenciones y de obras para ir asegurando un futuro para los habitantes que vendrán.En los infaustos tiempos de la actual pandemia es indispensable adecuar los ámbitos en que vivimos para minimizar los riesgos, para lograr un entorno lo más sano posible. De allí toda una serie de protocolos que buscan evitar al máximo los riesgos de contagio al desarrollar distintas actividades.El fondo de las acciones deberá ser la elemental sensatez con la que la ciudad, a través de los años, se vaya edificando. La sostenibilidad deberá ser la norma para todo futuro crecimiento, la certeza de que con cada acción se respeten normas adecuadas para mantener una ciudad no solamente deseable, sino también viable.Todo esto tiene que ver con adecuados sistemas y procedimientos para el abasto y desecho de aguas, para la disposición de los residuos sólidos, para la edificación en general de nuevas construcciones. Dichas construcciones, en la medida en que se apeguen a la sensatez climática y ambiental lograrán integrarse armoniosamente al organismo urbano ya existente.Mucho se ha hablado acerca de las ingentes cantidades de espacios ya construidos que permanecen abandonados o subutilizados. En esas condiciones, esa significativa proporción del cuerpo de la ciudad representa un tejido inútil que lastra el funcionamiento de todo el organismo urbano.Es indispensable entender que, antes de seguir extendiendo la mancha urbana sobre los territorios circundantes, es preciso contar con un registro de toda la masa edificada susceptible de ser reutilizada en condiciones ventajosas o sustituida con cuidadosos criterios. Sería posible entonces encauzar los esfuerzos para contar con nuevos espacios hacia la reutilización y la renovación de la urbe.La reciedumbre de la ciudad se basa en el equilibrio de lo construido frente a los espacios verdes y abiertos. Este equilibrio será posible cuando, en los términos más concretos, sea posible renovar los tejidos urbanos con la certeza de que la salud de la ciudad depende de mantener todo su organismo en términos sanos.