Martes, 26 de Noviembre 2024

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La raicilla de honor

Por: José M. Murià

La raicilla de honor

La raicilla de honor

Al Ing. Jorge Dueñas, el héroe principal

Al igual que lo fue el tequila hace ya mucho tiempo, la raicilla producida en la sierra y la costa de Jalisco desde tiempos inmemoriales, era una bebida considerada de la más baja estofa.

La “gente como uno” se animaba a darle un llegue solamente como un acto de folclorismo o de curiosidad, del que generalmente se arrepentían íntimamente, aunque de boca pa’juera se hiciera alarde de ello como si se tratara de una gran hazaña.

Algo de culpa tenían los productores, quienes se preocupaban poco para darle una graduación dentro de las posibilidades de los simples mortales y sus conocimientos técnicos no les alcanzaban para sacarle el tufo y la aspereza emanada de la mala destilación. En este sentido se especializaba la raicilla de la costa (v.gr. El Tuito) que por alguna genética era mucho más aguerrida que la de tierra arriba, por el rumbo de San Sebastián y Mascota.

Es innegable que fue el regreso hace un cuarto de siglo del ingeniero Jorge Dueñas a su tierra serrana, después de un exitoso periplo por la república ejerciendo su profesión, lo que marca el inicio de este proceso que culminó en días pasados cuando el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial concedió a la raicilla la calidad de “Denominación de Origen Protegida” (DOP).

Fue Dueñas quien primero apostó a mejorar la técnica de destilación y a bajarle la graduación, para dar lugar a una bebida de calidad y excelentes cualidades parecidas a las del tequila.

Vale decir, entre otras cosas, que coadyuvó al logro alcanzado, la creación del Consejo Mexicano Promotor de la Raicilla, que logró sortear durante el último lustro el intríngulis de la burocracia federal para llegar al éxito. Sin embargo, fue Dueñas quien primero apostó a mejorar la técnica de destilación y a bajarle la graduación, para dar lugar a una bebida de calidad y excelentes cualidades parecidas a las del tequila. No en vano la materia prima de uno es pariente cercano de la otra, aunque más pequeñita de estatura…

Me cabe el honor de haber respaldado a Jorge durante mi gestión en El Colegio de Jalisco, cuando cerrábamos nuestras actividades públicas ofreciendo a los asistentes “tequila y raicilla de honor”. Fue una lástima que a mi sucesor le pareciera que el planteamiento no correspondía a la categoría de la Casa: resabio del añejo menosprecio por ambas bebidas…

¿Qué diré ahora que el vuelo de la raicilla llega airoso lejos de su solar nativo? No en vano Jorge Dueñas le puso por nombre a su marca “Águila Real”. Pues que le agradezco sobremanera que me haya dado la oportunidad de aportar un granito de arena al desarrollo de esta industria cuyo prometedor futuro se sustenta con éxito ya en casi treinta marcas, todas ellas jaliscienses y de buena calidad.
 

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