(Primera parte)Fratelli tutti, hermanos todos, un interesante análisis de diversas situaciones donde la dignidad del ser humano juega un papel fundamental en los tiempos que nos está tocando enfrentar.Con apenas unos cuantos días de su difusión, ya despierta todo tipo de comentarios e inquietudes, principalmente porque hace importantes señalamientos sobre temas de economía, política, democracia y sociedad, expresiones como “la política se vuelve cada vez más frágil frente a los poderes económicos transaccionales que aplican el divide y reinarás” (12) “se alienta también una pérdida del sentido de la historia que disgrega todavía más. Se advierte la penetración cultural de una especie de ‘deconstruccionismo’, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero. Deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo sin contenidos” (13) “la mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aún disfrazada detrás de la defensa de algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exaspera, exaspera y polariza. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos... La política ya no es así una discusión sana sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran en la destrucción del otro el recurso más eficaz. En este juego mezquino de las descalificaciones, el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación”. (15) “La verdadera sabiduría supone el encuentro con la realidad. Pero hoy todo se puede producir, disimular, alterar. Esto hace que el encuentro directo con los límites de la realidad se vuelva intolerable” (47).Subrayando la importancia de abrirnos a los demás, a vencer el egoísmo a considerar a los más descartados, marginados, rechazados y vulnerables nos invita a que “desde la intimidad de cada corazón, el amor crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia el otro” (89) una empresa ineludible para cada hombre.Nos invita a reflexionar en muchas de nuestras responsabilidades con nosotros mismos y con los demás, particularmente en el ejercicio de la política, la economía y la vida social con afirmaciones como ésta: “Tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto que ‘todos los seres humanos son iguales’, sino que es el resultado del cultivo consciente y pedagógico de la fraternidad”. (104) y así señala que “el individualismo no nos hace más libres, más iguales, más hermanos. La mera suma de los intereses individuales no es capaz de generar un mundo mejor para toda la humanidad. Ni siquiera puede preservarnos de tantos males que cada vez se vuelven más globales”. (105)Enfatiza en la proclamada justicia social al recordarnos que “una libertad económica sólo declamada, pero donde las condiciones reales impiden que muchos puedan acceder realmente a ella se convierte en un discurso contradictorio”. (110) El deseo de buscar concretar el bien común, a todo lo que es bueno y excelente, sin hacer daño y elevarnos a las cosas más bellas de la vida implica reconocer con dolor “que ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses” (113) reflexiona el Papa.Continuaremos.dellamary@gmail.com
