Todas las mañanas muy temprano aparece un hombre ya mayor, ligeramente encorvado, vestido de traje y corbata, que pausadamente se dirige al estrado.Ya ahí, frente a su podio, donde hay un micrófono, de repente se transforma, de pronto se llena de vitalidad, se endereza y aunque pausadamente con energía renovada se dirige a los asistentes, un grupo de periodistas que libreta o grabadora en mano están atentos a lo que dice. Ha comenzado “La mañanera”, la de todos los días.El espectáculo es formidable. Es como si tuviésemos frente a nosotros a un personaje fantástico de DC Comics que hasta hace unos momentos era un anciano totalmente natural y terrenal que de pronto se ha colocado un manto mágico que le da superpoderes y ha empezado la magia.Porque ya posicionado en su personaje el anciano tiene la fuerza para “convertir en verdad absoluta” lo que diga.Así hace apenas unos días gracias al poder que le da el manto condenó y llamó “podridos” a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, esos otrora impecables, honorables e intocables magistrados que imparten justicia al país desde la más alta instancia.También su voz se transforma en verdad absoluta cuando afirma que existe una enorme diferencia entre la corrupción insultante de sus adversarios y la corrupción inocente de sus más allegados como sus parientes o sus propios hijos, porque lo de los suyos es muy menor, apenas 100 millones de pesos.Gracias al manto mágico puede asegurar que el sistema de salud de nuestro país, del que en este momento son víctimas millones de mexicanos, está en camino y a punto de ser uno de los mejores y más completos del mundo.También puede encarar, desdeñar e insultar al Gobierno del poderoso vecino del Norte aunque después trascienda que ya sin manto mágico en una llamada personal con el presidente Biden haya adoptado una posición extraordinariamente “abrumadora” a favor de cooperar.Cuatro años así. Verdades, insultos, propaganda y desafíos a quien ose ir en su contra.Ah, qué manto ese.Quienes nos dedicamos a la comunicación hemos tenido un irrepetible fenómeno de cómo crear una tribuna, hacerla crecer y tener la capacidad de hablar un promedio de dos horas y media diarias y además conseguir que sus mensajes tengan una extraordinaria caja de resonancia en medios que se dicen opositores al régimen y que se han convertido en sus más fieles seguidores para tener algo que exhibir al día siguiente. Esos medios son lo mejores promotores de “La mañanera”.Se va a acabar esa magia, es cierto. Es más, a partir de junio, cuando se dé a conocer el proceso para elegir al o la candidata de Morena a la Presidencia empezará a menguar, y conforme se vaya acabando el sexenio el poder será menor y menor hasta llegar al día en que, mientras entrega la banda presidencial, el manto finalmente desaparezca como la espada Excálibur en el fondo del lago.Habrá sido único e irrepetible, porque no se ve quién ni por dónde, del partido o corriente que sea pueda hacer algo parecido.Qué fenómeno, y nos ha tocado a nosotros vivirlo día a día.