Ni medio ambiente, ni salud, ni economía o generación de empleos. En Jalisco no existe un tema que preocupe más a nuestras autoridades que el de seguridad.Es por eso que, un día sí y otro también, el gobernador Enrique Alfaro nos presume las cifras triunfales que sostienen una reducción de más de la mitad de delitos denunciados en los cuatro años que lleva al frente del Gobierno del Estado.El problema que encierran las cifras de seguridad como un logro, es que esos números representan a personas. La autoridad en turno cree que presumir que existen menos víctimas puede sonar muy bien para quienes no forman parte de esa estadística… pero es todo lo contrario para quienes sí.¿O con qué ánimo puede recibir el familiar de una persona que fue asesinada que ya hay menos homicidios que en 2018? ¿Cuál es la satisfacción que esperan? ¿A quién dirige ese mensaje? Al generalizar, el gobernador le falta el respeto a quienes vivieron la tragedia de perder a un ser querido y, sin la mínima empatía, los lleva a la lista de quienes pretenden que le vaya mal a Jalisco.Este miércoles, Enrique Alfaro volvió a presumir “los resultados que hablan más que cualquier discurso”, y con mucho gusto, celebró que los homicidios dolosos hubieran pasado de mil 814 a mil 356… ¡En el Área Metropolitana de Guadalajara!Lo que destacó fue una reducción de 25% en relación con los asesinatos que ocurrieron cuatro años atrás. Esa es la buena noticia.La mala noticia, y que evidentemente no vendrá nunca de la voz de la autoridad, es que en la segunda ciudad más importante del país se cometieron prácticamente cuatro asesinatos diarios durante 2022. O bien, cada seis horas una familia perdió a uno de sus integrantes de manera trágica.Luego, el gobernador adereza al acotar la cifra a diciembre. Ahí, sostiene que mataron “solamente” (en serio) a la mitad respecto a los que fueron asesinados en el último mes de 2018.Esa es la mejor cifra que se puede atrever a presumir; ese es el mejor año para nuestra Entidad.También es cierto que la empatía no es una característica de esta administración. El trato que se ha dado públicamente a los colectivos de desaparecidos es prueba más que suficiente de que al Gobierno de Jalisco le interesa lucir sus números… y nada más.Y para presumir cifras, cualquiera. Esa es la magia de hacer lucir los datos de seguridad que, a todas luces, nos muestran la utopía de una administración encerrada en su burbuja. De una administración que afirma que existen municipios donde “difícilmente ocurren delitos”, pero en donde hay 18 personas desaparecidas que todavía no han sido localizadas.