“México probablemente no lo quiera, no le va a gustar, pero lo tenemos que hacer”, fue el comentario previo de Donald Trump al estampar su gigantesca firma —con un plumón de felpa Sharpie que tiene impreso en color dorado su rúbrica— en la orden ejecutiva para designar a las organizaciones de narcotraficantes como terroristas. Incluso la Casa Blanca, minutos después de la firma, publicó en su página web que “las actividades de los cárteles amenazan la seguridad del pueblo estadounidense, la seguridad de Estados Unidos y la estabilidad del orden internacional en el hemisferio occidental”.Muchos han interpretado que esa condición le da facultades a Estados Unidos a vulnerar la soberanía de nuestro país, sobre todo por los comentarios del mismo mandatario y de varios legisladores —desde hace varios meses— en el sentido de es necesario la intervención del Ejército para combatir la producción de fentanilo y aniquilar a los capos del negocio, que de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) provocaron más de 100 mil muertes en el ciclo fiscal que terminó en abril del año pasado.Ante la inquietud de las consecuencias que puede tener la decisión de Trump, el viernes la Presidenta Claudia Sheinbaum “tomó el toro por los cuernos” en este tema e informó que “nosotros tenemos un equipo de abogados que está haciendo un análisis jurídico de las implicaciones diversas que pudiera tener… El planteamiento es la coordinación, la colaboración en el marco respetuoso mutuo y de la soberanía”.Desde hace 29 años —1996— una ley emitida por el Congreso norteamericano permite hacer una lista de Organizaciones Terroristas (FTO), en donde se detallan los protocolos y mecanismos de persecución, así como las sanciones a esos grupos delincuenciales. Hoy en esa lista aparecen 75 grupos y personas alrededor del mundo bajo esa denominación, entre las que podemos encontrar a Al Qaeda, Hamás, Estado Islámico, las FARC, el ELN y Sendero Luminoso.Ahora bien, la orden ejecutiva no se implementa inmediatamente como tal, sino hasta después de pasar por un proceso —que puede durar meses— a través del Departamento de Estado, donde Marco Rubio —su nuevo Secretario— ha apoyado abiertamente tal designación, por lo que el trámite pudiera acelerarse.Luego está la respuesta de Trump cuando firmaba la orden ejecutiva y se le preguntó sobre una intervención militar en México, a lo que dijo: “Es posible, cosas más raras se han visto”. Especialistas en el tema han señalado que “no abre en se sentido ninguna avenida que no existiera ya”, según dijo Jason Blazakis, director del Centro de Terrorismo, Extremismo y Contraterrorismo (CTEC) del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales en Monterey, California, en un reporte de la BBC de Londres.“Más que sentar las bases de una intervención en suelo mexicano, la implicación de esto es sobre las empresas que tienen vínculos con los cárteles… Se van a cancelar visas, se van a cancelar cuentas bancarias —acciones que afecten los activos de los involucrados—, pero para que haya una injerencia mayor en México tiene que pasar por muchas instancias legales en Estados Unidos. No basta con una orden ejecutiva”, dijo por su parte Guadalupe Correa Cabrera, de la Universidad George Mason.Dicen los analistas que, desde una perspectiva jurídica —que es como la analizan los abogados de la Presidencia de México—, la designación de terroristas a los cárteles no facilita la incursión en nuestro territorio, pero “pudiera ser un trampolín político hacia ello”. Y teniendo a un desquiciado, mentiroso e inestable, como es Trump, más vale tomar las debidas precauciones para evitar que tenga una justificación.Usted, ¿qué opina?
