Viernes, 22 de Noviembre 2024

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La ignominia de la emergencia

Por: Luis Ernesto Salomón

La ignominia de la emergencia

La ignominia de la emergencia

Cuando uno escucha al presidente de Estados Unidos decir: “Vamos a firmar hoy y registrar la emergencia nacional”... Y es una gran cosa, porque tenemos una invasión de drogas, invasión de pandillas, invasión de personas, y es inaceptable”, pareciera que la situación en la frontera desde Tijuana hasta Matamoros fuera de una ofensiva militar que los amenazara. Es claro que no hay tal situación amenazante, ni que la migración que está a la baja, ni que haya emergencia alguna, lo que hay es una muestra de la forma como piensan y actúa una minoría de los norteamericanos.

Pretender crear tensión donde no la hay y levantar artificiosamente barreras impulsa la idea de que en la región fronteriza hay un choque de civilizaciones como gustaba llamarle Samuel Huntington a las regiones limítrofes con profundas diferencias culturales, raciales y religiosas. Quien conozca por algún tiempo la región fronteriza del lado mexicano y el Sur de los Estados Unidos sabe que lo que ha sucedido ahí durante las últimas seis o siete décadas es un proceso de  acercamiento e integración económica y cultural que no tiene precedentes en el mundo. Este proceso ha significado una transformación de la forma de vida de millones de familias de ambos lados de la frontera, también ha sido un factor muy importante para la consolidación de mecanismos de convivencia multicultural tan profundos como los que se viven en la costa Oeste de Estados Unidos, desde San Diego hasta Seattle, en donde la presencia hispana y especialmente mexicana ha aportado valor en todos los sentidos durante muchas generaciones. Los mexicanos en Estados Unidos como los estadounidenses en México son parte vital de un futuro inexorablemente compartido.

Pretender levantar una barrera para detener este proceso es una ignominia para quién lo plantee por la falta de sustento ético y político. Pretender argumentar que es el tráfico de drogas la razón de la emergencia resulta pueril. Cualquier especialista en estos asuntos sabe que los mecanismos del comercio ilegal no se detienen con metros cuadrados de muros, sino con inteligencia y acciones coordinadas entre autoridades. Aunque resulta claro que los motivos que llevaron a Trump a declarar la emergencia están en el terreno de la lucha electoral para su reelección, también debemos atender a ese propósito invisible de crear mecanismos artificiales que detengan el proceso de integración regional que se vive en la región de la frontera.
Para mostrar el talante de quién lo hace, son útiles sus propias palabras al referirse a China y el problema de las drogas, en la misma alocución en donde se anuncia la emergencia nacional para construir el muro: “...y cuando le pregunté al presidente Xi (de China), le dije: “¿Tiene usted un problema con las drogas?” [Él dijo:] “No, no, no”. Le dije: “Tiene 1.4 mil millones de personas, ¿qué quiere decir con que no tiene un problema de drogas?” [Dijo,] “No, no tenemos un problema de drogas”. Le dije: “¿Por qué?” [Dijo,] “Pena de muerte. Damos la pena de muerte a las personas que venden drogas. Fin del problema” y siguió Trump: “Puedes acabar con el problema de las drogas. Puedes terminarlo mucho más rápido de lo que piensas. Así que el presidente Xi acordó poner el fentanilo en su lista de drogas prohibidas mortales. Y con el castigo con la pena la muerte. Así que, francamente, es una de las cosas por las que estoy más entusiasmado con nuestro trato comercial”.

Parece una curiosidad intencionada, que en el mismo evento traiga a colación una posición como ésta, dado que muestra el criterio que se tiene para abordar el tema. Para la mayoría de los estadounidenses y los mexicanos es inaceptable la beligerancia radical que trata de sembrar división y odio en donde no lo hay. La buena fe está del lado de las personas que cada día viven de ambos lados de la frontera luchando y sorprendiéndose con hechos políticos sin precedente. La integración multicultural, como la dignidad, está por encima de las ventiscas del oportunismo.

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