Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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La guerra informal en Mazamitla

Por: Rubén Martín

La guerra informal en Mazamitla

La guerra informal en Mazamitla

Mazamitla se ha convertido en un referente de la violencia desbordada en Jalisco y en el país, con varios episodios de violencia provocada, presuntamente, por la disputa de su territorio por dos grupos del crimen organizado que han terminado por causar severos daños a la población civil de este llamado Pueblo Mágico.

La espiral de violencia que ha asolado a Mazamitla y otras comunidades aledañas comenzó en febrero de este año con una masacre de una docena de personas en San José de Gracia, localidad asentada en el municipio de Marcos Castellanos, Michoacán, pero muy cercana al Pueblo Mágico jalisciense. Según la explicación que han dado las autoridades, la espiral de violencia que azota esta región se debe a la disputa territorial entre sicarios del Cártel Nueva Generación (CNG) y un grupo identificado como Pájaros Sierra, presuntamente ligado al Cártel de Sinaloa.

Esta disputa ha provocado al menos cinco episodios de violencia, según un recuento de este diario: 1) El 1 de mayo fallecieron tres presuntos delincuentes por detonaciones de proyectil de arma de fuego. 2) La madrugada del sábado 14 de mayo, sobre la carretera Tuxcueca-Mazamitla, ocurrió un enfrentamiento entre elementos de la Sedena y dos personas armadas, quienes perdieron la vida. 3) El 1 de agosto, una célula de la delincuencia organizada asesinó a una mujer en el poblado de La Cofradía, en la carretera Mazamitla - Tamazula. 4) El 12 de agosto, en el municipio vecino de Manzanilla de la Paz, en la carretera libre Tuxcueca-Mazamitla, fueron localizados los cadáveres de un hombre y una mujer en el interior de un vehículo. 5) El más reciente, y más grave de todos, ocurrió la noche del 8 de diciembre cuando se desató una balacera entre dos grupos de hombres armados muy cerca de la plaza principal. Esta balacera dejó un saldo de dos muertos y seis lesionados, entre ellos tres menores de edad (https://bit.ly/3BTdV3D). 

Tras esta balacera, el Gobierno del Estado intentó reprender al presidente municipal, Jorge Magaña, porque supuestamente la Policía municipal no respondió a la agresión entre los grupos armados. Sin embargo, el alcalde respondió que la Policía del municipio fue el primer respondiente ante los hechos violentos y añadió que tenía seis meses solicitando una reunión con el gobernador para coordinar una estrategia de seguridad. Precisó que el municipio tiene apenas 24 policías.

Lo que ocurre en Mazamitla es el claro reflejo de la fallida estrategia de seguridad del Estado mexicano y del fracaso de la supuesta guerra contra el crimen organizado que se declaró por Felipe Calderón desde 2006 y que prácticamente sigue el mismo derrotero en el actual Gobierno, a pesar de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador denomina de otro modo a esta estrategia.

Al decir una falla del Estado mexicano, me refiero a que todos los niveles de Gobierno han fallado en esta estrategia para contener la violencia organizada que azota a varias regiones del país y pone en vilo a poblaciones enteras como Mazamitla.

Es obvio que un estado de fuerza de 24 policías, ocho por turno, no son capaces de enfrentar a los comandos del crimen organizado que viajan en varias camionetas, con decenas de sicarios y con armas más poderosas que las de los gendarmes municipales. 

Pero esto que ocurre en Mazamitla se repite en todo Jalisco y en México. En Jalisco sólo 15 municipios tienen más de 100 policías, 93 municipios tienen entre 99 y diez policías y 17 demarcaciones cuentan entre uno y nueve policías. A escala nacional, 2,193 de los 2,471 municipios que hay en México tienen menos de 100 policías, lo que representa 88.74 por ciento de todo el país, según datos ofrecidos por Clara Luz Flores Carrales, titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Suponiendo que no estén coludidos o comprados por los poderosos grupos del crimen organizado, la mayoría de los policías municipales del país no tienen condiciones para enfrentar el poder de fuerza de los ejércitos privados de las empresas del capitalismo ilegal.

Pero no será poniendo más policías como se podría detener la extrema violencia que asola al país. Será con una estrategia distinta desde la sociedad que asuma que las tasas de homicidios, desapariciones y fosas clandestinas se deben a una guerra informal que en buena medida es propiciada por el propio aparato de Estado que se beneficia por la enorme masa de capital que producen los lucrativos negocios del crimen organizado. 

Se debe presionar desde la sociedad para que se legalicen todas las drogas y así bajar el incentivo de abrir mercado y controlar territorios mediante la violencia y ejércitos armados privados patrocinados por los cárteles. Si no se obliga al Estado a cambiar de estrategia, los pueblos en vilo como Mazamitla, seguirán reproduciéndose por todo el país.

rubenmartinmartin@gmail.com

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