El gran pilar del poder del Presidente y del Gobierno de la 4T, como lo es su rueda de prensa mañanera, sigue teniendo un alto grado de eficacia para mantener la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, pero también cada vez lo hace más predecible.Muy pocos dudaron de que luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) invalidó el lunes pasado la primera parte del conocido como el “Plan B” que envió para debilitar al Instituto Nacional Electoral (INE), luego de que no logró la reforma constitucional que buscó para desaparecerlo, AMLO despotricaría ayer contra las y los ministros encabezados por Norma Piña.Luego de que la semana pasada López Obrador advirtiera que si desechaban las más de 20 reformas que aprobaron las y los legisladores morenistas y sus aliados la primera semana de mayo, de madrugada y en procesos legislativos igualmente al vapor y desaseados, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República, la Corte se convertiría “por entero en la gran alcahueta del bloque conservador”, ayer volvió a la carga y de plano dijo que el Poder Judicial “no tiene remedio, está podrido, está actuando de manera facciosa”. Alegó que las y los diputados y senadores de su partido y aliados “no violaron absolutamente nada, pero en un acto de prepotencia y autoritarismo se atreven a cancelar la ley los ministros de la Corte que están al servicio de una minoría rapaz, que se dedicó a saquear al país y que quieren regresar por sus fueros, ahora con el apoyo del Poder Judicial”. Finalmente insistió que buscará su “Plan C”, que consiste en ganar la mayoría calificada (334 votos de 500 en San Lázaro y 92 en el Senado) para lograr estas reformas constitucionales e incluso que los ministros se elijan por el “voto del pueblo”. En plan zalamero hubo quien incluso pidió juicio político contra las y los ministros.El embate cuatroteísta contra la SCJN no hace más que lanzar señales alentadoras de que el Máximo Tribunal del país goza de cabal independencia y hace efectiva la división de poderes, que nunca se ha dado entre el Ejecutivo y el Legislativo cuando están dominados por el mismo partido político.Una Corte incómoda a un Poder Ejecutivo representado hoy por un Presidente que asoma cada vez con más frecuencia sus tentaciones autoritarias sirve como contención, y a la vez abre la posibilidad de que por esa tensión, el Poder Judicial por fin salga de la opacidad y se abra al escrutinio público. Nada de esto pasaba cuando hasta hace muy poco la división de poderes era una simulación y la clase política y gobernante se fundía en complicidades en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos.jbarrera4r@gmail.com