El Amor es fuerza que mueve la vida.Es increíble, lo hemos escuchado desde hace miles de años, lo hemos vivido, lo hemos palpado, pero no lo hemos entendido… lo demuestra la cantidad de informaciones y noticias en las cuales campea el odio, la violencia y el desamor.Algunos pensadores incluso han afirmado que la historia demuestra que los seres humanos a través de su devenir por el planeta no han llegado a comprender esta verdad tan evidente; y aún más, algunos afirman que seguirá girando el mundo y seguirá avanzando la ciencia y la tecnología, pero la verdadera sabiduría que late escondida en lo más íntimo del ser de cada humano continuará ignorada.Y lamentablemente constatamos que vamos a la deriva, creyendo que la fuerza de las palabras -o del que grita más fuerte- o la violencia y los ejércitos y las instituciones más rígidas… serán lo que moverán el mundo del futuro.Y nos aferramos a la frágil fantasía de una seguridad económica, tan desigual y dispareja, que a muchos resuena como utópica, a otros como algo inalcanzable; y a una inmensa mayoría tan sólo les parece como esas películas donde las luces multicolores invaden la pantalla pero que se esfuman cuando aparece el FIN.La fantasía se desborda pero no llega nunca a hacerse realidad.La mejor herencia que podrían recibir las nuevas generaciones no será precisamente la riqueza acumulada a lo largo del tiempo.Todo pasará: pasarán los días luminosos y la primavera de la juventud, pasarán las flores y pasará la vida, sólo el amor perdurará.También yo pasaré, y pasarás tú. Un día volveremos a la tierra y nos envolverá el olvido.Entonces… tan sólo vivirá lo mucho o poco de amor que habremos atesorado en el corazón. Y no será precisamente el amor que hayamos recibido, sino el que supimos dar.Ese amor absoluto y eterno que llamamos Dios, y que se comunica a través de todo amor.Se acabará un día todo aquello en que confiamos, y desaparecerá también lo que anhelamos, tan sólo el amor no morirá.Si en nuestro mundo se hablara más de amor, las cosas irían mejor, si se practicara el verdadero y auténtico amor, habría paz verdadera.Si en las familias reinara el amor, los hijos vivirían felices y de los hogares saldrían buenos ciudadanos y mejores profesionistas.Si nuestros gobernantes hablaran y expresaran más amor y desinterés, entonces sí que se acabaría la ola de violencia que invade nuestro mundo y empezaríamos a vivir una era de progreso, armonía y felicidad.Pero nuestra realidad no es un camino de luces, vamos por senderos escarpados, donde frecuentemente tenemos que rectificar nuestro andar y enderezar los propios pasos.Cada día de la vida tenemos que estudiar de nuevo la lección y aprender a amar en el verdadero sentido que nuestro Creador soñó al darnos la vida.
