Paradojas de la política. La última de las contadas veces que se le abrieron las puertas de Palacio Nacional al gobernador Enrique Alfaro para ser recibido por Andrés Manuel López Obrador, coincidió el miércoles pasado con la Sesión Ordinaria de la Coordinadora Nacional del partido Movimiento Ciudadano (MC), del que se alejó a mediados del año pasado por sus diferencias con el creador y dueño de esa franquicia política, Dante Delgado.Ya distanciados, Alfaro reconoció al apoyo de líder nacional emecista en su carrera política, como lo hizo esta semana también con López Obrador al señalar que “más allá de cualquier diferencia de carácter político” siempre hablaron “con respeto y con afecto mutuo” y que siempre reconoció en AMLO a un líder político con el que se formó “y sin el que sería imposible explicar” los logros de su carrera política, que ha expresado, terminará cuando concluya su sexenio el próximo 5 de diciembre.Lo cierto es que López Obrador fue un apoyo clave para que Alfaro llegara a lo que fue la plataforma que lo catapultó como líder político: la alcaldía de Tlajomulco.Eso pasó en 2010 como candidato del PRD, partido al que llegó luego de renunciar al PRI, sólo que en 2012 vino un fuerte rompimiento cuando el ahora presidente acusó de traición a Alfaro por apoyar a la candidata presidencial panista Josefina Vázquez Mota, cuando él lo había respaldado para ser candidato a gobernador de Jalisco.Eso degeneró en constantes choques como adversarios políticos en el 2018 y desde sus fases de gobernador electo y Presidente electo, y se agudizó cuando al arranque de su gobierno, Alfaro decidió tomar la ruta de convertirse en el contrapeso más visible del Presidente más popular y poderoso de la historia reciente del País, confrontándolo permanentemente.Todos estos episodios fueron los que provocaron que su relación desde sus respectivos cargos hoy termine en una fría tregua, luego de la muy mala relación que mantuvieron los tres primeros años de sus administraciones.Desde luego todos esos encontronazos rezagaron los proyectos estratégicos de Jalisco al no llegar presupuesto federal adicional para darles vida y que en su momento el propio gobernador calculó en 30 mil millones de pesos.Se contemplaban proyectos hidráulicos complementarios a la Presa El Zapotillo, como la rehabilitación de la Red Calderón y El Salto, y para retomar la presa El Purgatorio.Por las diferencias políticas tampoco fluyeron como se esperaba los recursos para terminar el Peribús y la Línea 4 del Tren Ligero.En el presupuesto, pues, nunca se reflejó la tregua AMLO-Alfaro que pudiera tener su última postal en el recorrido de esta última obra de transporte masivo que también fue promesa de la campaña presidencial de López Obrador.