Lunes, 25 de Noviembre 2024

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La fosfo política

Por: Rubén Martín

La fosfo política

La fosfo política

El culebrón de la fallida precandidatura a la Presidencia de Samuel García Sepúlveda ha concentrado la atención sobre la situación de ingobernabilidad que generó en Nuevo León, especialmente el pasado fin de semana cuando el gobernador interino electo por los diputados del PRI y PAN tomó posesión del cargo, lo que llevó al abanderado de Movimiento Ciudadano (MC) a regresar a su puesto como titular del Poder Ejecutivo, declinando así de sus ambiciones presidenciales.

En el sainete de Nuevo León se puede ver al mismo tiempo la calidad y ética de la política que hacen todos los partidos: MC acusó al PRI y al PAN de representar lo peor de la vieja política, pero los que postulan la nueva política no se la pensaron para llevar porros y acarreados al Congreso del Estado para tratar de impedir la sesión donde se eligió al gobernador interino.

Más allá de este sainete cabe revisar lo que logró Samuel García y MC en apenas dos semanas. La fugaz precampaña de Samuel García se mostró como la más apta para producir y difundir mensajes a los votantes. Expertos resaltaron que el primer spot del abanderado de MC tuvo muchas más vistas en Instagram, Tik Tok y otras redes sociales que los de sus competidoras Claudia Sheinbaum de Morena, PT y PVEM y de la candidata Xóchitl Gálvez, de la alianza PAN, PRI y PRD.

Las encuestas publicadas ya arrancadas las precampañas mostraron que Samuel García tuvo un crecimiento especialmente entre los jóvenes, y creció en intención de voto amenazando a Xóchitl Gálvez y el PRIAN a irse hasta el tercer lugar en la contienda por la Presidencia de México.

¿En qué se basa su éxito? En una estrategia de comunicación fundada en las redes sociales, en la promoción de las personalidades, especialmente con el respaldo de su esposa Mariana Rodríguez. Solamente en Instagram, la primera dama de Nuevo León tiene 3.5 millones de seguidores. Es un modo de hacer política basada en la imagen, en la difusión de mensajes cortos y de consumo instantáneo. Su distintivo son unos tenis anaranjados fosforescentes de donde viene el logo fosfo fosfo.

Esta política fosfo es la seña distintiva de las estrategias de comunicación de MC, pero ¿es realmente distinta de la anterior política?, ¿qué tan distinta es la campaña de los tenis fosforescentes de Samuel García de las botas vaqueras de Vicente Fox del 2000 o la imagen del copete bien peinado de Enrique Peña Nieto de 2012?

En realidad, hace tiempo que la política que se hace dentro de los marcos de la democracia liberal y que tiene en las campañas electorales sus momentos estelares, dejó de tener una sustancia política realmente democrática para centrarse en el eslogan recordable, en mensajes cortos que intentan atrapar la atención del consumidor-elector y en difundir una imagen atractiva del producto-candidato. Antes en la televisión y las fotos en los periódicos, ahora en Instagram y Tik Tok.

No es de ahora sino de hace 50 años que Guy Debord, el intelectual de la corriente Situacionista, escribió su libro “La sociedad del espectáculo” en donde establece que: “La vida entera de las sociedades en las que imperan las condiciones de producción modernas se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo directamente experimentado se ha convertido en una representación”. Y señala más delante que “El espectáculo no es una colección de imágenes, en cambio, es una relación social entre la gente que es mediada por imágenes”.

Así fue la campaña fosfo-fosfo, una estrategia basada en imágenes y escenarios para los spots sin sustancia en las ideas, sin postular ninguna ideología, sin apelar al debate o la reflexión detallada y profunda de los temas que aquejan a la sociedad y de las herramientas y recursos necesarios para combatir y terminar con esos problemas. Ni la campaña fosfo-fosfo ni ninguna otra campaña se hacen en condiciones realmente democráticas donde toda la sociedad participe en el debate y tome en sus propias manos las decisiones que mejor le convengan. La fugaz campaña fosfo-fosfo se suma a otras campañas electorales que no interpelan realmente a la sociedad. 

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