El develar lo que sucede atrás de muchas conductas humanas, es parte del tomar conciencia de lo que nos sucede y así enfrentarlo oportunamente.En realidad, todos podemos llegar a ser personas problemáticas, pero por eso mismo, vale la pena hacernos responsables de lo que hacemos, para así mejorar y corregir a tiempo.Una persona problemática se puede identificar porque vive enojad@, a veces con todo, hasta con la vida misma. Además no suele tener control de si mism@, y en consecuencia muchas cosas no le parecen, ve el lado negativo y, sobre todo, reclama, discute, se queja, confronta, destila inconformidad y hasta amargura.Es complicado y hasta difícil darles gusto, porque de plano no hay manera. Si porque hiciste o dijiste, o lo contrario.Encuentra más fácil crear problemas, que resolverlos. Y peor aún, que mejor otros lo hagan, porque ella prefiere vigilar y controlar a que se resuelvan las cosas, a como ella lo quiere. Si no, de seguro te la va hacer “de tos”, por no usar otra palabra.Es una mujer inestable, quejumbrosa, ansiosa y en fin, sin ánimo de ofender, pero tiene una personalidad neurótica. Por ello, es difícil darle gusto y que esté conforme con lo que tiene. Al lado de ella tienes que estar preparado, porque de cualquier cosita, puede armar un buen lío.Ciertamente no conoce estar tranquila y gozar de lo que tiene, por estar apegada a conseguir (a como dé lugar) todo lo que quiere. Es del tipo de mujer que cuando llegas a tu casa, te tiene una buena lista de quejas y problemas, poniendo cara de víctima y sufrida, al paso que te mira con exigencia para que los resuelvas.Por suerte tiene períodos buenos y positivos, los que son una delicia para la vida conyugal, pero no se sabe cuándo ni por qué inician o terminan, por ello es vivir en la incertidumbre.El corazón del hombre que vive con una esposa problemática debe de ser muy grande y lleno de virtudes, y mantener una relación así es sólo por amor y debido a que algo bueno recibe a cambio de su paciencia.Es mejor aceptarla como es y no tratarla de cambiar, si se le llega a encontrar el modo, es una relación rescatable. Aunque siempre será recomendable no engancharse con su lado problemático y tratarla con mucho afecto. Un buen abrazo, en silencio, es una gran medicina.