En medio de unas campañas de gobernador francamente aburridas, fue una de alcaldes, que aún no comienzan, la que vino a calentar el ambiente: una lona en un edifico de Guadalajara señalando al candidato de MC en Zapopan, Pablo Lemus y su jefe de gabinete y candidato suplente, Juan José Frangie, prendió la mecha. El anuncio espectacular en cuestión, que cubrió por unas horas del domingo un edifico en La Minerva, fue colocada por el empresario de publicidad exterior que más daño le ha hecho a la ciudad en los últimos años, Francisco Padilla, y hoy enemigo jurado del Gobierno de Zapopan. Este es el tercer round de un enfrentamiento que tiene historia y tiene futuro.Padilla es el rey de los amparos. El suyo es un negocio sustentado en la manipulación de la ley y la corrupción de funcionarios; saltarse los reglamentos para colocar estructuras en lugares no permitidos, de tamaños no permitidos y luego crear vínculos con políticos en campaña para “normalizar” el uso y comprometer votos en los cabildos y apoyos gubernamentales. Lleva 20 años haciendo lo mismo, y siempre encuentra algún político con quien hacer su juego. En algún momento fueron los panistas, luego los priistas y ahora son los de Morena. La directora jurídica de su empresa Denisse Durán es candidata a regidora en Zapopan por Morena en la segunda posición, con lo cual prácticamente tiene asegurado que estará en el ayuntamiento. Esto es, Francisco Padilla tendrá a partir de noviembre a su litigante en el cabildo, defendiendo los intereses de su empresa. Hay que tomar nota desde hora, pues la señora tendrá un claro conflicto de interés en su función como regidora y habrá que exigirle que se abstenga de votar cualquier asunto relacionado con publicidad exterior. Aun así, tendrá una posición de privilegio.El pleito de Padilla contra Lemus y Frangie no pasaría del anecdotario político si no fuera porque hay amenazas de muerte de por medio (según lo dicho por el alcalde de Zapopan). Padilla tiene todo el derecho a defender su negocio, como los ciudadanos que pensamos que los espectaculares atentan contra la ciudad al oponernos a él. A lo que no tiene ningún derecho es a hacerlo amenazando, torciendo el derecho, violando la ley electoral y pasando por encima del bien común.PS. A propósito del articulo de ayer, Otra universidad ¿en serio? Me hacen las siguientes precisiones que, en honor a la verdad, resultan imprescindibles. La universidad que aglutinó los Tecnológicos es la hoy llamada Mario Molina, tiene16 mil estudiantes, un presupuesto de 279 millones anuales y un costo por alumno de 28 mil pesos y no de 80 mil como escribí el día de ayer. Aunque los datos no cambian la argumentación, una disculpa a los lectores y al Tecnológico Mario Molina.(diego.petersen@informador.com.mx)