Es tan profundo el impacto del desabasto de gasolina en varios estados del país y tan enconada la discusión generada, que este lunes 07 de enero pasó prácticamente desapercibido un suceso gigantesco: el regreso a los salones de clase. En números redondos, 25 millones de niños y adolescentes están de nuevo en las aulas. Es una población más grande que la de muchos países en el planeta.Pero no se trata sólo de cuestiones numéricas. Antes de que Andrés Manuel López Obrador fuera Presidente del país, la educación ya era uno de los temas centrales en su discurso y en su accionar. La derogación de la Reforma Educativa vino a ser el primer episodio de una historia que supuestamente concluirá con la creación de un mejor sistema educativo mexicano.Ese proceso, sin embargo, queda postergado para una ocasión en la que no estemos ante una crisis y eso se ve difícil.Revisemos Jalisco. ¿Cuál es el diagnóstico que tienen los maestros de educación básica al regresar a su trabajo en un año que presenta tantos retos y escenarios de incertidumbre?El gobernador Enrique Alfaro Ramírez asegura que Jalisco tendrá “su propia reforma educativa”, y además, se compromete a que en este sexenio las 13 mil escuelas de educación básica en territorio estatal aplicarán el esquema de escuelas de tiempo completo. Sus declaraciones aparecieron el 4 de enero: Todas las escuelas “a tiempo completo”, compromiso de AlfaroAdministrativa y económicamente es casi imposible. Se necesitaría más que los 200 millones de pesos que se aplicarán este año para esa finalidad. Docentes organizados, ya sea que estén afiliados al SNTE o que trabajen en la CNTE, consideran irreales esos propósitos y coinciden en que será muy larga la curva de aprendizaje del nuevo secretario de Educación, Juan Carlos Flores Miramontes, muy bien calificado en su trayectoria académica pero totalmente lejano de las estructuras educativas.Los maestros también están francamente ilusionados con la posibilidad de que se retorne al esquema laboral previo a la reforma del sexenio de Enrique Peña Nieto, pero esas son auténticas leyendas urbanas. Ninguna iniciativa legal se ha propuesto en el Poder Legislativo para determinar el nuevo marco de derechos y obligaciones del sector docente.Por otra parte, el secretario de Educación del Gobierno de la República, Esteban Moctezuma, está casi desaparecido y no ha hecho pública la nueva ruta de trabajo tras la derogación de la reforma. La lista de dudas es larga: ¿se retomará la evaluación educativa, bajo qué modalidad? ¿Los programas curriculares se modifican; quiénes están trabajando en ellos? ¿Están vigentes los concursos por las plazas abiertos para todo profesionista? ¿Cuáles son las garantías para los egresados de las escuelas normales en el país?Y por si no fuera suficiente, está en la mesa la supuesta democratización del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. La señora Elba Esther Gordillo anunció que “le toma la palabra” al Presidente López Obrador y el SNTE entra en una etapa de votación libre y abierta. La realidad es que no han cambiado una coma en los estatutos que permiten elecciones a modo para los dirigentes de siempre.Con toda honestidad: a la máquina del nuevo proyecto educativo también le falta gasolina.