Pocas cosas tan palpables como la crisis de personas desaparecidas en México. Inflación, inversión extranjera, el rol cambiante del peso frente al dólar y tantos otros indicadores de lo que es llevar las riendas de un país, en ocasiones, son muy poco visibles, como lo es la rendición del Estado frente a la inseguridad que reina. Si bien, la fatídica noche del 26 de septiembre de 2014 hundió a la administración de Enrique Peña Nieto, la relación del gobierno y los padres de familia de los muchachos se prolonga hasta ahora, diez años después. Parecería que la mediatización de esta tragedia desvirtuaría la lucha de cualquier madre que está en busca de sus hijos, pero me parece que es al contrario: “los 43” han sido la bandera de esta misma causa porque a todos nos une un mismo hilo conductor: la omisión por parte de las autoridades.Ayotzinapa es la muestra de la necedad y megalomanía de Andrés Manuel. Es justo el botón que muestra una vez más la falsedad de las promesas de campaña. Esta en particular fue su principal promesa: encontrar a los muchachos y rendirles cuentas a sus padres. La tragedia de aquellos normalistas que pretendían manifestarse el 2 de octubre en la capital mexicana se proclama como una de las confabulaciones más dramáticas y crueles que este país haya visto. La mezcla entre criminales y autoridades, la propia colusión de las mismas (autoridades), la construcción de una verdad histórica cambiante y plagada de mentiras y la infiltración de elementos del ejército en la escuela normalista son solo algunos factores del porqué, creo, no tenemos la verdad.No hay las suficientes pruebas, pero no quedan muchas dudas, ni en el proceso legal, ni en las investigaciones, ni en el inconsciente colectivo, de que el ejército mexicano estuvo implicado en el crimen. Ahí es donde el todavía presidente de este país recula ante uno de los organismos con quien hizo desde el principio de su administración una de sus alianzas más poderosas. En el caso, los implicados fueron todos: policía municipal, estatal, federal, ministerial y el ejército.Al gobierno de Andrés Manuel le perseguirá la brutal deuda de cincuenta mil personas desaparecidas, más la crisis de violencia indomable que rige sobre buena parte del país. La expectativa que generó al comprometerse a encontrar y juzgar a los culpables es proporcional a la decepción de haberles fallado a los padres y a todos nosotros. El crimen que ocurrió aquella noche de septiembre es del tamaño del crimen de omisión en el que se ocultó y se protegió a los verdaderos responsables.Si juzgara la administración del saliente presidente bajo su misma óptica del blanco y negro, conmigo o contra mí, detractores o aliados, lo más probable es que entonces me perdiera de lo mucho que se ganó con él al mando. Pero, ¿quién es uno? La historia hará lo propio. Al tiempo...argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina
