La noticia de esta semana nos tomó a muchos por sorpresa. La muerte de Sergio Marchionne, ex CEO de FCA, nos chocó a todos, incluso a quienes no estaban tan de acuerdo con su trabajo. Una complicación de una cirugía en el hombro hizo que renunciara del puesto que había ocupado desde 2009, cuando Fiat adquirió a Chrysler, poniendo a Mike Manley en su lugar. El futuro es ahora aún más incierto en la compañía y no precisamente por falta de capacidad del nuevo CEO.Marchionne saltó al estrellado de la industria automotriz en 2004, cuando asumió el puesto de Jefe Ejecutivo (CEO) de Fiat y logró darle la vuelta de manera espectacular, con nuevos productos y una administración atrevida e inteligente. Creyente firme de que solo grandes empresas sobrevivirían en el futuro, logró hacerse de Chrysler cuando la crisis de 2009 obligó a ésta a acudir al capítulo 11 del código de bancarrota estadounidense. Le pagó la deuda al gobierno de Barack Obama y luego adquirió más de 60% de las acciones de la empresa, formando FCA.Este ítalo-canadiense de 66 años transformó a una empresa que valía 2 mil millones de dólares en una que llegó a valer 72 mil millones. Las acciones de Chrysler en el mercado saltaron de 9 dólares cuando la adquirió a poco más de 19 hoy en día.También fue reconocido por hacer exitosa una poco probable unión entre italianos y estadounidenses, dos culturas muy distintas en su forma de vida y de hacer negocios. Por supuesto que para esto contribuyó y mucho su origen de nacido en Italia, de haber sido educado en Canadá y vivido en Nueva York. Pero más que nada fue fruto de su enorme talento para entender a las personas y sus necesidades, lo que le permitió negociar tan bien que casi siempre salió victorioso, incluso cuando del otro lado se encontraban negociadores rudos como los sindicatos de EUA y Canadá.IncertidumbrePero no todo fue plano y tranquilo en la era de Sergio Marchionne al frente de FCA. Coherente con sus ideas, buscó de forma incansable una alianza que pusiera al grupo en una posición más fuerte que el sexto puesto global que hoy ocupa. Pero no tuvo éxito, a menos que los rumores más recientes de una alianza con Hyundai, se confirmen.Otro detalle negativo fue el abandono de varias marcas del grupo como Lancia, Fiat y Chrysler, las dos últimas, curiosamente, dan nombre al grupo. Dodge, otra marca de enorme tradición principalmente en Norteamérica, tampoco está en su mejor momento. Marchionne enfocó todas sus armas a Ram, que fue su carta fuerte en el mercado estadounidense, y a Jeep, la más exitosa y global marca del grupo.Justo de Jeep sale Mike Manley, un inglés de 54 años, conocido por su muy típicamente británico sarcasmo. Manley, quien también tiene Ram a su cargo desde 2015, ha aumentado las ventas de Jeep de poco más de 450 mil unidades por año cuando asumió su puesto en 2009 a 1.4 millones en 2017. En el plan a cinco años, presentado por Marchionne hace poco más de un mes, la tarea nada sencilla otorgada a Manley era duplicar las ventas de Jeep para 2022.Pero hoy le toca una mucho más complicada tarea por delante, la de conducir a FCA hacia el futuro y lidiar con italianos y estadounidenses, ambos no precisamente amantes del sarcasmo de los oriundos del reino unido.Los cambios, programados o no, son siempre una amenaza pero también una oportunidad, Mike Manley puede haber logrado algo que en el mejor de los casos le llegaría en 2019, cuando en teoría Marchionne dejaría su puesto. Pero también pudo haber sacado la rifa del tigre y estar ahora frente a una situación que tal vez no puede manejar, por más poco probable que esto parezca. El hecho es que si el futuro de FCA estaba en dudas hace unos días por los ya mencionados rumores de alianza (o venta) con Hyundai, ahora la incertidumbre es aún mayor.