El Partido Acción Nacional (PAN) tiene ante sí a dos importantes figuras políticas que, sin embargo, son sumamente distintas: Santiago Creel Miranda y Xóchitl Gálvez Ruiz. Ambos son contendientes serios por la presidencia de la República, y reflejan las tensiones al interior del panismo y, más generalmente, de la derecha mexicana. Quien termine por imponerse inevitablemente afectará el rumbo del partido, de la derecha política y –sin temor a exagerar– del país.El panismo ha sido históricamente el partido de las clases medias y altas mexicanas. Y en gran medida, lo sigue siendo. De acuerdo a un estudio del analista mexicano Aleister Montfort, si se observa quiénes votaron por el PAN en las elecciones de 2018 y 2021, se puede apreciar básicamente una curva ascendente por deciles, con el decil I (los mexicanos más pobres) con menos votantes, pasando por las clases medias con un mayor número de estos, y terminando con la mayor cantidad en el decil X (los mexicanos más pudientes). De acuerdo al encuestador Alejandro Moreno, en las recientes elecciones en Coahuila, Cd. de México y Estado de México, la clase media votó en mayor proporción por el PAN – PRI – PRD que por Morena – PVEM – PT.Santiago Creel representa esa tendencia panista. Es tataranieto del general Luis Terrazas, liberal en tiempos de Juárez y cacique chihuahuense en tiempos de Díaz. Tiene abolengo político, larga trayectoria pública y siempre ha perdido sus elecciones: primero como candidato a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México (2000), y dos veces como precandidato a la presidencia de la República (2005 y 2011). Es un panista doctrinario, de estamento: en una reciente visita a la otrora joya de la corona del panismo, Baja California, defendió al exgobernador Kiko Vega, personaje con serios señalamientos de corrupción y quien entregó la gubernatura a Morena.Si Santiago Creel representa continuidad, Xóchitl Gálvez representa –hasta cierto punto– ruptura. Encaja en el panismo por ser una exitosa empresaria con trayectoria política en el partido. Sin embargo, rompe con el estereotipo panista al ser una mexicana en gran parte indígena (al parecer, de padre indígena y madre mestiza), que viste trajes típicos, proviene de la huasteca hidalguense y tiene orígenes humildes. No milita en Acción Nacional –lo cual la haría la primera candidata de ese partido a la presidencia sin militancia alguna– y en sus discursos no se vislumbra conocimiento doctrinario alguno. De esperarse que comenzase su carrera política con Vicente Fox, un “arribista” sin conocimiento del partido. El lenguaje parlanchín de ambos, otro punto en común.En una elección que será única por el contexto de polarización social, las coaliciones partidistas que se formarán y el número de cargos públicos que se jugarán, la continuidad y la doctrina representada por Creel se encuentran en tensión con la ruptura y el pragmatismo de Gálvez. ¿A qué le apostarán en el panismo y el Frente para responder a la maquinaria morenista y al presidente López Obrador?@FernandoNGEfnge1@hotmail.com