Es obvio que Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, jamás va a purgar 30 años de cárcel después de cumplir la cadena perpetua a la que fue condenado en una corte federal de Estados Unidos. La cadena perpetua es por 10 delitos de narcotráfico y los 30 años adicionales de cárcel es por el “uso de armas de forma violenta”.Además de sentenciarlo a pasar el resto de su vida en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos, el juez Brian Cogan anunció que el Gobierno intentará decomisarle 12,666 millones de dólares que el narcotraficante amasó como fortuna.Los jueces, fiscales y agencias federales que participaron en la detención de “El Chapo”, como la DEA, calificaron el juicio como un triunfo de la justicia de Estados Unidos y les valió, además, para presumirlo como un triunfo de la llamada “guerra contras las drogas”.Pero la sociedad mexicana difícilmente puede ver como un triunfo este juicio contra “El Chapo” Guzmán. No lo es porque a pesar de los testimonios y evidencias que se presentaron en ese juicio, deliberadamente el Gobierno de Estados Unidos no permitió que salieran más revelaciones de los vínculos que existen entre el poder político y las organizaciones que se dedican a los negocios ilícitos del narcotráfico.Uno de los testigos, el narco colombiano Alex Cifuentes que trabajó como secretario de “El Chapo”, narró que en 2012 el líder del cártel de Sinaloa pagó 100 millones de dólares al presidente Enrique Peña Nieto. Estos indicios quedaron enterrados en el juicio.Como sabemos desde hace tiempo los mexicanos, los grandes negocios del narcotráfico no son posibles de realizar sin la protección del poder político y de sus fuerzas de seguridad, es decir, del narco-Estado que existe en México.Pero a mi juicio, la deficiencia principal del juicio es que se centró en probar la culpabilidad de “El Chapo” Guzmán y el cártel que dirigía en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos, pero no se le juzgó como corresponsable de miles de muertos y desaparecidos que el narcotráfico y la protección política, han provocado en México.La justicia de Estados Unidos estuvo más interesada en probar que “El Chapo” estaba al frente de un cártel que ganó miles de millones de dólares para decomisárselos, en lugar de responsabilizarlo por ordenar la muerte y desaparición de miles de personas.Esto a pesar de que uno de los testigos, Isaías Valdez Ríos, alias “Memín”, que fue sicario de “El Chapo” en la sierra, narró cómo el mismo “Chapo” Guzmán asesinó a tres personas y cómo ordenó enterrarlos (a uno de ellos vivo) y quemarlos para que “no queden ni los huesos”. Es decir, ordenó hacer una fosa clandestina como miles más que existen en el país. ¿Cuántas fosas más ordenó cavar “El Chapo”, a cuántas personas mantuvo como desaparecidas, cuántas masacres ordenó? Todo esto no salió en el juicio y no lo sabremos más.A los Estados, el del Norte y el mexicano, les interesa mantener el negocio ilegal porque sus activos aceitan el sistema financiero y al sistema político. Y para que el gran negocio funcione, de vez en cuando es necesario un juicio como el de “El Chapo”. Sólo para la tribuna, no para terminar realmente con un negocio tan importante del capitalismo ilegal y menos la guerra que lleva aparejada. (rubenmartinmartin@gmail.com)
