Inconcebible. Cuando vi las imágenes que acompañaron a la información sobre Guillermo, el hombre de 50 años que murió arrollado tras caer a las vías del Tren Ligero en la Estación Refugio de la Línea 1 la semana pasada, sentí que algo en mí colisionó. Pensar que sólo una palabra de alerta pudo haberlo salvado; saber que las estaciones del Tren nunca están vacías y que no hubo ni un usuario o elemento de seguridad que lo detuviera. La ayuda llegó demasiado tarde.Sí, las estaciones del Sistema de Tren Eléctrico Urbano (Siteur) cuentan con ascensores, adaptadores en las escaleras para sillas de ruedas, señalética en Braille y lleva tres décadas brindando servicio, pero ¿en qué punto falló el protocolo de seguridad con toda esa experiencia y esas herramientas disponibles, que ahora se lamenta una pérdida humana? ¿El error estuvo en el elemento de seguridad que no advirtió a Guillermo sobre la proximidad del tren, en la señalética que las estaciones tienen a disposición de las personas invidentes o quizá en la indiferencia de los usuarios?¿Acaso no hay escaleras de emergencia en cada estación para poder subir al andén en caso de una caída, así como debe haber un botiquín o extintores o camillas como parte de los requisitos de seguridad que Protección Civil exige a las empresas para mantener su operación?La reacción y la justificación del Siteur no se hicieron esperar, la recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco para eliminar los factores de riesgo, así como la reparación del daño y la no repetición tampoco, pero el daño ya estaba hecho. Pensé en la realidad que todas aquellas personas invidentes o débiles visuales viven día a día, sorteando una ciudad que no los incluye, con las precarias condiciones de muchas banquetas, o la ausencia de éstas en los paseos peatonales del Centro Histórico que a un invidente no le permiten reconocer el límite entre una banqueta y el arroyo vial, la inseguridad en los puentes o cruces peatonales carentes de información táctil o auditiva.De acuerdo al informe 2020 del INEGI, en México cerca de 21 millones de personas viven con algún tipo de discapacidad, de los cuales casi 13 millones padecen debilidad visual o son invidentes, sin embargo este país que crece en redes de comunicación y transporte ¿qué medidas ha tomado para que este alto índice de la población no que se quede al margen de ellas?No vivimos en una ciudad modelo, pero podemos mejorarla para que los ciudadanos puedan vivirla mejor y no tengan que lamentarse sucesos como el de Guillermo, o el que se registró el pasado 15 de junio en el cruce de Avenida Patria y Vallarta, cuando una mujer sufrió un ataque epiléptico mientras cruzaba el paso peatonal y perdió el equilibrio hasta caer desde una altura de aproximadamente seis metros y perder la vida, ya que el muro de seguridad y barandilla que pudieron haberle servido de apoyo no alcazaba el metro de altura para poder detenerse y cayó al vacío, porque los cruces en los nodos viales no están pensados para la seguridad de los peatones.¿Hacia dónde estamos mirando? Es momento de tomar acción. Reduzcamos los puntos ciegos y abramos los ojos a la conciencia.puntociego@mail.com