Tras el nuevo escándalo de arreglo de partidos en el futbol de España, este problema vuelve a la escena pública para recordarnos las relaciones nocivamente cercanas entre el deporte y las apuestas a nivel mundial. En esta columna, recordaremos algunos casos a nivel nacional y mundial.De acuerdo al Global Employment del 2016, realizado por la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro), al menos uno de cada 10 jugadores tiene conocimiento de un juego arreglado. Lo anterior es provocado, principalmente, por el retraso de los clubes al pagar a sus jugadores, y son los futbolistas que ganan entre 300 y 2 mil dólares mensuales quienes más incurren en esto.México no está exento de partidos arreglados. La firma suiza de seguridad Sportradar reportó que cada partido de la Liga MX mueve 12 millones de euros en apuestas, y durante el periodo 2017-2018 se movieron más de cuatro mil millones de euros en 364 empresas de juegos de azar. Sportradar señaló que los juegos de Copa MX y de divisiones inferiores son los de mayor riesgo de amaño.Sin embargo, las acusaciones de juegos amañados en México no han pasado de ser meros señalamientos. En 2014, el ex-delantero Bardo Fierros acusó a Cirilo Saucedo de venderse en una final de ascenso entre León y Dorados diez años atrás, cuando el portero era jugador de los Panzas Verdes. Y en 1988, se señaló al Atlante de dejarse perder ante el Ángeles de Puebla para que el equipo poblano mantuviera su lugar en Primera División en detrimento del Correcaminos. Esto permitió concretar la venta del Ángeles a unos empresarios de Torreón, quienes crearon al club que ahora conocemos como Santos.Otro protagonista mexicano, Javier “El Vasco” Aguirre, sufrió un duro golpe a su reputación cuando a finales de 2014, una investigación descubrió que el presidente del Zaragoza, Agapito Iglesias, entregó 965 mil euros a jugadores del Levante para que éstos permitieran al cuadro maño salvarse del descenso en 2011. Aguirre, entrenador del Zaragoza en ese entonces, recibió 85 mil euros en su cuenta bancaria.Fuera de los reflectores de las grandes ligas europeas como Inglaterra o España, las competiciones menores y poco adineradas de países del centro y este de Europa son excelentes oportunidades de negocio para las mafias de apuestas.Un ejemplo de esto es el Skenderbeu Korce, un club de futbol de Albania cuya ludopatía lo llevó a arreglar los resultados de más de cincuenta partidos de la liga de su país y de las fases previas de la UEFA Champions League. El 29 de marzo de 2018, la UEFA suspendió al Skenderbeu de jugar competiciones europeas durante diez años y los multó con un millón de euros.Tras una derrota de su entonces equipo Corinthians contra Sao Paulo, el argentino Carlos Tévez aseguró que el árbitro de ese cotejo, Edilson Pereira de Carvalho, lo insultó llamándole “extranjero de mierda”. Aquella xenofobia era el menor de los males, ya que en aquel 2005 se descubrió que el silbante vendió al menos 25 partidos de diferentes competiciones brasileñas.Asociado con un representante de un sitio de apuestas canadiense, Edilson Pereira recibió entre 4 mil 500 y 6 mil dólares por cada partido arreglado, obteniendo ganancias hasta por 350 mil dólares. Como consecuencia de sus delitos, se repitieron once partidos del campeonato brasileño.
