En la edición de El Informador correspondiente al 22 de agosto, Diego Petersen escribió su colaboración con el título “Elogio de la incertidumbre”. Me gustó mucho y me da pie para compartirles algunas reflexiones derivadas de la misma. La certidumbre es esencial en nuestras vidas y esta se obtiene, electoralmente, cuando el resultado de las urnas es reconocido sin presiones por los candidatos y sus partidos. Eso es normal en los países con una amplia y larga tradición democrática. El problema se presenta cuando los participantes no están dispuestos a aceptarlo; ¿me escuchas, López? En naciones como la nuestra, la certidumbre estuvo soportada muchos años en un sistema de Gobierno fuerte y un partido dominante. El PRI era la Secretaría de Elecciones del Ejecutivo en turno; el resultado se podía anticipar sin riesgo de equivocación. La presencia de Acción Nacional era prácticamente testimonial. El oportunismo y el chapulineo no existían. Con el correr de los años, y como efecto de una serie de presiones internacionales y nacionales, construimos instituciones electorales que, a pesar de sus deficiencias, han permitido transitar hacia un régimen democrático; que, por cierto, el Presidente está intentando destruir, sin éxito hasta ahora, para ser substituido por uno que se ajuste a sus designios. Septiembre nos deparará múltiples experiencias, algunas inéditas. La estrategia del Presidente para que la señora Sheinbaum lo suceda al frente del Gobierno el próximo sexenio ha enfrentado contratiempos imprevistos, unos dentro de su partido y otros fuera de él. El primero de los casos, la posible negativa de Marcelo Ebrard para prestarse como palero o comparsa en una parodia cuyo final estaba escrito de antemano, seguramente generará ciertas consecuencias. Ya lo veremos. El segundo imprevisto es la irrupción de la señora Xóchitl Gálvez en el escenario de la sucesión presidencial. Cuando lo que ella pretendía era la gubernatura de la Ciudad de México, la soberbia del Presidente imperial le abrió un espacio en la carrera por la Presidencia. Xóchitl es un raro caso de alguien que llegó a la política por accidente, no por su militancia partidista, sino porque entre los poquísimos aciertos de Fox, se encuentra el de haber invitado a su Gobierno a personas de la sociedad civil identificadas por buscadores de talentos. Xóchitl fue uno de ellos. El tercero de los imprevistos es el papel que está jugando Movimiento Ciudadano. Por una parte, Dante Delgado, como siempre, especula para sacar ventaja y, al parecer, aspira a vender caros sus amores con el Presidente y, por otra, la posible alianza del gobernador de Jalisco con Xóchitl, a cambio de mantener la hegemonía del grupo gobernante en la Entidad, parece ir avanzando. Dado que el PRI retiró a su candidata, Xóchitl, quien ha demostrado en su vida personal y pública, congruencia intelectual, compromiso social y honestidad, será quien encabece el Frente. La bruma política comienza a disiparse y la confusión a aclararse. Por primera vez en la historia, México será gobernado por una mujer. ¡Enhorabuena!