Jueves, 26 de Diciembre 2024

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La basura como indicador

Por: Diego Petersen

La basura como indicador

La basura como indicador

Decía el comandante Navarro que los ayuntamientos tienen que concentrase en tres cosas: recoger la basura, enterrar a los muertos y levantar a los borrachos. Navarro lo decía con ironía, pero tiene razón: lo que los ciudadanos esperamos de los municipios son servicios. Cada vez más lo ayuntamientos engrosan sus nóminas en proyectos y programas que poco o nada tienen que ver con lo que es su naturaleza esencial, se andan metiendo a temas de promoción económica, tienen unidades de relaciones internacionales y gestión de inversiones que podemos discutir si son o no útiles, pero que definitivamente son lujos cuando las cosas esenciales como recoger la basura y brindar seguridad no funcionan.

Uno de los indicadores fundamentales de un buen Gobierno es el servicio de recolección de basura. Cuando llegas a una ciudad, la que sea, y hay basura acumulada en las esquinas puedes apostar a que el Gobierno es malo o por lo menos que lo dominan las mafias. No falla: detrás de una montaña de basura hay un Gobierno que no funciona o donde son otros los que mandan.

En la Zona Metropolitana de Guadalajara cada municipio tiene su grado de corrupción en el proceso de recolección, disposición, separación y venta de basura 

En la Zona Metropolitana de Guadalajara el servicio de recolección de basura es, por decir lo menos, desigual, pues hay zonas donde es regular y otras donde es malo o malísimo, pero lo que sí es democrático, pues, es que en ningún lado es bueno.

¿Por qué una cosa aparentemente sencilla y absolutamente rutinaria como establecer rutas para recoger la basura de las calles se vuelve tan complejo y es sujeto de tanta discusión? La respuesta es una sola: corrupción. El lugar común en todas las ciudades grandes o pequeñas donde el servicio de recolección no funciona lo que encontramos son procesos corrutos o amafiados. En la Zona Metropolitana de Guadalajara cada municipio tiene su grado de corrupción en el proceso de recolección, disposición, separación y venta de basura y en todos hay una mafia en cualquiera de estos procesos. Algunos municipios han intentado acabar con la corrupción privatizando uno o todos los procesos, pero si bien eso ha mejorado en ciertos aspectos, el servicio está lejos de ser óptimo.

Zapopan es quizá el caso más emblemático de corrupción al grado que el ayuntamiento no tiene el control del proceso. En la práctica el servicio está privatizado, pero no a una empresa sino a un grupo de choferes sindicalizados que son quienes deciden cuándo, dónde y a qué hora se recoge la basura en este municipio, qué se llevan y qué no y cuánto cobran “de propina” por prestar un servicio que los ciudadanos paganos de antemano en el predial.

Frente a problemas como la inseguridad la recolección de basura parece una nimiedad, pero es un indicador, no el único, pero sí importante, de funcionamiento de los municipios.

(diego.petersen@informador.com.mx)

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