Con la creación ayer del Organismo Público Descentralizado (OPD) GDLimpia, quedó lista la figura jurídica con la que se echa a andar en las calles de la capital jalisciense la principal apuesta de gobierno de la alcaldesa Verónica Delgadillo.Un primer logro, sin duda, fue no haber cedido a todas las presiones de la poderosa empresa recolectora de basura Caabsa, que hizo múltiples complicidades fuera y dentro de los gobiernos municipales a lo largo de los 30 años que gozó de contratos leoninos y que nunca cumplió a cabalidad.Una muestra de ello es la lista de miles de quejas ciudadanas por el mal servicio de recolección de basura que sufrían a diario, y lo más grave, el deterioro ambiental que provocó en los vertederos municipales, en los que nunca cumplió el manejo sustentable al que obligaban los términos de la concesión.Además de basura en las calles, Caabsa deja verdaderos ecocidios en los rellenos sanitarios que manejó y que no cumplían las más mínimas normas ambientales. Un ejemplo fue el tiradero de Los Laureles, que se convirtió en toda una amenaza para la salud pública, principalmente para las comunidades que estaban próximas a sus instalaciones por ser fuente constante de contaminación del subsuelo por el mal manejo de los lixiviados, y del aire por la producción de gases y los incendios que provocaban por la acumulación descontrolada de los desechos.Si bien la concesión a la entonces empresa Caabsa Eagle en 1994 mejoró temporalmente la ineficiente recolección de basura de la dependencia municipal responsable, en vez de corregir esas deficiencias, el Gobierno de Guadalajara optó por la entrega de esa obligación municipal a una empresa privada, que fue el inicio de toda una tendencia perversa de los ayuntamientos para privatizar los servicios públicos, como el alumbrado público, mantenimiento de calles, parques y jardines, entre otros, que constitucionalmente deben atender. Empezar a revertir esa tendencia es, desde luego, otro punto a favor de la apuesta de la primera mujer alcaldesa de Guadalajara.Representa sin duda un gran reto para su gobierno, no sólo resolver el problema inicial de la recolección de basura sino la mejora sustancial y sustentable de la gestión de residuos en la ciudad, ante un escenario de rellenos sanitarios saturados y la lejana posibilidad de desarrollar una tan anunciada visión metropolitana para el manejo de la basura.Las posibilidades de éxito de esta apuesta de Delgadillo pasan desde luego por las estrategias de convencimiento para que la ciudadanía colabore en este esfuerzo, y vaya desarrollando una cultura diferente en el manejo de los propios residuos para disminuir la cantidad de desechos que generamos.Por el bien de todos los tapatíos, ojalá GDLimpia funcione.