México hace esfuerzos para conseguir que el T-MEC sea aprobado en este mismo mes. Las dificultades más significativas se centran en las dudas que tienen los representantes demócratas con respecto a la aplicación efectiva de la ReformaLaboral que supone el ejercicio de la libertad sindical, elección de líderes y aprobación de condiciones de trabajo mediante el voto directo, universal y secreto de los trabajadores.El escaso presupuesto asignado para la formación de las nuevas instituciones, como para la implementación de los nuevos tribunales laborales encendió las alertas en Washington. La negociación avanza en medio de versiones optimistas de algunos y de gran escepticismo de otros.Una delegación de legisladores encabezada por Richard Neal visitará México la próxima semana para discutir estos temas presupuestales y operativos. Se espera que el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se reúna con los legisladores.Otra de las propuestas de los representantes estadounidenses ha sido establecer un mecanismo para verificar el cumplimiento de las normas que garanticen los derechos laborales y que este mecanismo incluya la intervención de inspectores extranjeros para verificar que en los centros de trabajo se respeta la libertad sindical efectivamente. El subsecretario Seade se ha opuesto a esta propuesta alegando la capacidad de nuestro país para implementar las reformas. Por otra parte, Peter Navarro el asesor declaró que el propósito es lograr la aprobación en octubre porque si no fuera así consideraba que ya no se lograría aprobar antes de las elecciones de año próximo.Ante este panorama cabe preguntar ¿por qué se decidió dedicar tan pocos recursos para implementar la reforma este año, y si la intención es dilatar el ejercicio de los derechos laborales de forma efectiva? Parecería que los intereses de los grandes sindicatos están formando una gran resistencia a la operación efectiva de la elección de líderes y de ratificación de los contratos colectivos.Resulta curioso que las presiones para hacer efectivo un derecho fundamental de los trabajadores vengan de los Estados Unidos con un Gobierno conservador y que un Gobierno de izquierda pareciera no darle la prioridad a un asunto que, de forma natural, sería parte de una agenda progresista.Curiosamente los temas comerciales están presionando la agenda social de gran calado y el tema no ha sido cabalmente valorado por la opinión pública mexicana. Aun no aparece la natural agitación que se pudiera producir para la creación de nuevos sindicatos y para la elección de representantes y para la negociación efectiva de las condiciones laborales en los centros de trabajo.Pareciera que la intención es ir muy despacio en el tema, incluso en el desarrollo del nuevo sistema de justicia laboral que da carácter judicial a las disputas, terminando con la injerencia del Poder Ejecutivo en estos asuntos. Quizá se trata de evitar que los efectos del ejercicio de los derechos laborales contaminen los procesos electorales previstos para el año 2021. Pero la presión estadounidense puede acelerar los procesos y hacer que los calendarios reales se adelanten.Por lo pronto, habrá que seguir con atención la visita programada para los próximos días a la Ciudad de México. Por lo pronto, el ejercicio de la libertad sindical sigue sin aplicarse plenamente en los términos de los tratados internacionales suscritos y aprobados con la Organización Internacional del Trabajo, a pesar de estar vigentes, y ese es el principal argumento que se esgrime y de donde surge la presión.