El politólogo de la Universidad de Harvard, Graham T. Allison, propuso la idea de “La Trampa de Tucídides” para entender las relaciones entre Estados Unidos y China.De acuerdo con el gran historiador ateniense, la causa última de la guerra entre Esparta y Atenas en el siglo V antes de nuestra era, fue el miedo que sentía la primera respecto al ascenso económico y militar de la segunda.Allison ilustra en su libro Destined for War: Can America and China Escape Thucydides's Trap? varios ejemplos de cómo conflictos entre un poder hegemónico y otro poder en ascenso culminan en guerras.Por lo pronto, la pugna en el Mar del Sur de China entre los poderes navales estadounidenses y chinos por la hegemonía marítima en Asia no ha llevado todavía a un enfrentamiento militar.Lo que sí ha sucedido en los últimos años es un incremento en las tensiones geopolíticas y comerciales entre los dos titanes del poder mundial. Estas no han más que aumentado en grado e intensidad, de tal manera que ahora se encuentran en uno de sus puntos más álgidos.El Gobierno chino piensa que el Océano Pacífico del lado asiático es, de cierta manera, su Mare Nostrum y que la geopolítica le concede esa hegemonía. Por lo tanto ve en el dominio del poder marítimo estadounidense en esa área una amenaza a su esfera de influencia.Del lado estadounidense, China aparece como un poder potencialmente riesgoso, ya que continuamente intenta intimidar a aliados de Washington en la región, principalmente a Japón, Corea del Sur y Australia.Pero el núcleo de la batalla se encuentra en el nivel económico. Recientemente el gobierno del Presidente, Joe Biden, impuso una serie de aranceles a productos chinos: 25% al acero y al aluminio, 50% a semiconductores, 100% a vehículos eléctricos y 50% a paneles solares.La razón que arguye el líder de Estados Unidos es que el gobierno chino subvenciona a las empresas que producen estos y otros productos y que esto constituye una práctica desleal. Biden, así, continúa y relanza la guerra comercial contra China que ya había llevado a cabo su sucesor, Donald Trump.Sin duda está batalla impactará a México, que había establecido una práctica comercial que aprovechaba la importación de materias primas y mercancías chinas para integrarlas a productos más elaborados que luego exportaba a nuestro vecino del norte. Habrá que ver cómo México se encontrará en posibilidad de seguir haciendo esto.