Entre las muchas noticias presentadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador en los últimos días, una es de tan gran calado que preocupa y sorprende, aunque poco se ha reparado en ella: el Ejército Mexicano, es decir la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), se encargará de la edificación del aeropuerto de Santa Lucía (el polémico sustituto del proyecto aeroportuario de Texcoco), pero también se hará cargo de su administración y además, se quedará con los beneficios económicos que genere la terminal aérea “para fortalecer” sus finanzas… ¡¡!!¿Cómo? El tema es tan sorprendente que requiere más explicaciones y espacio para sopesar sus posibles consecuencias.El Presidente López Obrador, que como candidato desacreditó en repetidas ocasiones a las Fuerzas Armadas mexicanas por diferentes motivos, se ha convertido no sólo en admirador de una de las instituciones más respetadas de México, sino también en su promotor y ahora garante de susfinanzas.Un primer punto de revisión es el proyecto del aeropuerto, no de su cons-trucción sino de su administración. Es perfectamente legítimo preguntar cuál es el tráfico aéreo, de personas y mercancías que manejará; estos datos permitirán estimar un monto económico en costos y beneficios. Dicho de otro modo: ¿Cuánto va a ganar el Ejército año con año? ¿Van a dar cuentas de ello o será información reservada? Eso no implica, según la escasa información que se tiene ahora, que le vayan a recortar a la Sedena parte del presupuesto que recibe todos los años y que, vale anotar, siempre satisface las necesidades que proyectan los altos mandos.Paradójicamente, numerosos actores discuten hasta el cansancio si el país se militarizará o no, con el proyecto de la creación de una Guardia Nacional bajo responsabilidad militar, aunque el tema cuando menos sí está enmarcado en algo que se relaciona con el Ejército: el ejercicio de la fuerza para hacer que se respete la ley.Pero en contraste, casi no hay voces que cuestionen la entrega a las Fuerzas Armadas de un aeropuerto civil y comercial en la capital del país. De concretarse el proyecto que someramente expuso el Presidente López Obrador, la Sedena estaría recibiendo miles de millones de pesos anualmente que podrá usar, ¿a discreción?, ¿en otras inversiones de bienes raíces?, ¿en la compra de armamento?, ¿en aumentar sueldos o construir hospitales, escuelas?¿Es posible garantizar que en 10 o 20 años no se enquistará en la cúpula militar una célula de intereses ajenos a la línea de comportamiento que debe regir a las Fuerzas Armadas? ¿Son incorruptibles? La respuesta en ambos casos es no.Además, ¿cómo es que determina el Presidente hacer eso?, ¿cómo llegó a esa conclusión?En materia de seguridad, la administración de López Obrador está convencida que sin el Ejército será imposible enfrentar la violencia y el poder de los cárteles. Por ello impulsan la estrategia de la Guardia Nacional, a pesar de la resistencia de los sectores político, académico y civil.Ahora, sin más explicaciones, le entregarán una fuente de ingresos multimillonaria que será imposible quitarles. Ese es un empoderamiento peligroso.