“La parvada”, así nos llamó nuestro paisano Jorge Zepeda Patterson en El País para explicar el comportamiento del electorado mexicano. Más allá de lo que dejaron de hacer (y todo lo nefasto que hicieron) Gobiernos priista y panistas, a los mexicanos nos gusta sumarnos al equipo del que sentimos que va como líder, al favorito, y máxime si a ese personaje ya le acompaña una buena cantidad de pájaros en parvada.Ese movimiento de parvada que López Obrador no pudo provocar entre el electorado en sus intentos anteriores, ahora sí lo ha conseguido, los números así lo indican y el hombre ya se considera ganador. Difícil de entender cuál es su sustento ideológico o su programa, pero una buena cantidad de pájaros ya vuela a su lado sintiendo y viviendo el triunfo en las elecciones del próximo 1 de julio. Muchas cosas pueden pasar aún, estamos a la mitad de las campañas, pero nos corresponde ver el momento actual como una fotografía y a partir de ahí tratar de vislumbrar a la parvada.Jalisco merece una mención aparte; es la tercera fuerza electoral del país, y es un Estado que bien orientado (cosa que no ha ocurrido) y si se sacude a los grupos de poder que dominan la impartición de la justicia (por cierto de cuño panista, ahora oportunamente morenista) está llamado a ser una Entidad preponderante a nivel nacional. Y si bien en Jalisco ha ido creciendo la parvada en pro de López Obrador siguiendo la inercia nacional, se mantiene como sólido aspirante Enrique Alfaro, un candidato que a pesar de venir como todos de otros partidos políticos, aparece como una fuerza emergente, ajena hasta ahora a las prácticas que han llevado a PRI y PAN a cavar su propia tumba.A pesar de su crecimiento en las preferencias, dudamos que al candidato morenista a gobernador le alcance en Jalisco ya que prácticamente todos los días se dan a conocer investigaciones sobre sus negocios (algunos acompañados del velo de la sospecha) y llamó la atención que en el más reciente debate entre candidatos a gobernador su estrategia fuera atacar a Alfaro; ataca, es tradición, el que siente que va perdiendo terreno.Y es interesante el caso de Jalisco porque AMLO ya detectó a Alfaro como alguien incómodo en caso de que él sea presidente. Durante una visita a este Estado lo dijo públicamente, lo que hábilmente Alfaro recogió como un elogio porque lo pone en la mira como un gobernador (en caso de que gane) capaz de plantar cara al presidencialismo de AMLO.Eso le daría relevancia a nivel nacional entre los pejefobics y sería un sano equilibrio de fuerzas en la política nacional.Pero más importante, creo yo, es que Alfaro conoce a López Obrador. Navegaron juntos durante algunos tiempos cuando ambos ostentaban la bandera del PRD, e incluso después, cuando hace seis años Alfaro contendió por primera vez por la gubernatura se manejó la posibilidad de una alianza, lo que no ocurrió.Para AMLO un Alfaro gobernador, que le conoce (en fortalezas y debilidades) sería un objeto de riesgo. Y cuando de manera natural, como ha ocurrido con la mayoría de los presidentes, se empiece a minar capital político de AMLO, y broten los problemas por no poder cumplir las expectativas de quienes lo llevaron al poder (la parvada), Jalisco y Alfaro podrían ser referentes interesantes.(platapi.en.i@hotmail.com)
