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La Liga de Ascenso, el torneo que dejaron morir

Por: Andrés Gallegos

La Liga de Ascenso, el torneo que dejaron morir

La Liga de Ascenso, el torneo que dejaron morir

El maquillaje que la Federación Mexicana de Futbol (FMF) decidió realizar en su Segunda División en 1994, al crear una nueva “Primera División A”, empezó con el pie izquierdo. Las Cobras de Ciudad Juárez, uno de los 16 equipos que conformaría el nuevo torneo, desapareció por deudas. Así comenzó la historia de un campeonato de ascenso que hoy, en plena pandemia por el COVID-19, los directivos del futbol mexicano dejan morir cancelando el resto de su actual Torneo Clausura 2020 y eliminando los ascensos durante seis años.

Pero la realidad es que nunca existieron intentos serios de brindar seriedad a una competición menospreciada desde las pocas posibilidades que tenían sus integrantes de subir al máximo circuito (una plaza). Posiblemente el primer signo de esa falta de rigor fue cuando el Unión de Curtidores, que ascendió en 1999, fue vendido a Francisco Bernat para que el Puebla mantuviera su plaza en la Primera División. Se sucedieron los continuos traslados de franquicias nómadas, problemas de adeudos salariales, dueños de extraña (por no decir criminal) procedencia y poca cobertura mediática. 

Algunos ejemplos. En el Torneo Apertura 2003, los descendidos Colibríes de Morelos se convirtieron en el Tijuana Trotamundos, pero seis meses después se mudaron a Salamanca para jugar con el mote de Petroleros. Los Gavilanes de Nuevo Laredo, renombrados así por el empresario Roberto de la Garza tras comprar el Toros Neza en 2002, sólo jugaron un torneo corto y desaparecieron tras deber meses de sueldos a sus futbolistas. 

Clubes como Inter Riviera Maya (con sede en Playa del Carmen) y Acapulco llegaron a jugar partidos de local en el actual Centro de Alto Rendimiento donde entrena la Selección mexicana, debido a las pobres condiciones de sus estadios. El dinero del narcotráfico empezó a permear en la Primera “A” al descubrirse (tiempo después) que franquicias como Colima, Celaya o Mérida FC eran administradas por gente como Tirso Martínez, operador del Cártel de Sinaloa. 

Para 2006 se aprueba un cambio que debilitó el nivel futbolístico de la Liga. El campeonato crece de 20 a 24 equipos, con la obligatoriedad de que los clubes de Primera División tuvieran filiales en la categoría, en un primer esbozo de Liga de desarrollo de talentos jóvenes que hoy pretende implementar la FMF. Hubo más mudanzas: los Académicos (filial del Atlas) se cambiaron de Zapotlanejo a Tonalá, y el Zacatepec pasó a renombrarse Socio Águila para jugar sus partidos en el Estadio Azteca. 

En 2009 llega otra transformación y la competencia se renombra como “Liga de Ascenso”. Los equipos se reducen a 17, sin filiales, y con ello vienen más cambios de franquicias, siendo la más destacada la resurrección de los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara al comprar la franquicia del Tapatío (filial de Chivas). Sin embargo, las desafiliaciones y mudanzas siguen siendo una constante. En diciembre de 2010, los Guerreros de Hermosillo son expulsados por deudas, mismo destino que tuvieron los Indios de Ciudad Juárez un año después. A la mitad de 2011, desafilian a una de tantas versiones de los Tiburones Rojos de Veracruz, en este caso la que tenía como dueño a Mohamed Morales; y a mediados de 2014 desaparecen a los Delfines de Ciudad del Carmen tras la detención de Amado Yáñez por las tranzas de su empresa Oceanografía. 

Finalmente, ante el desbarajuste siempre imperante en el Ascenso, la FMF impone criterios de certificación para permitir la subida de categoría, como estadios con cierto nivel de aforo o probada liquidez de sus dueños. Pero esto únicamente ensanchó las diferencias entre la Liga MX y su División inferior inmediata, y pasamos a tener equipos que ascendieron en la cancha sin jugar en Primera (Cafetaleros de Tapachula), otros que ascendieron a billetazos (Bravos de Juárez) y más recientemente clubes que renunciaron a seguir en el Ascenso (Loros de Colima tras la muerte de su dueño, Jimmy Goldsmith, y Potros UAEM por falta de solvencia económica). 

A la Liga de Ascenso no la mató el COVID-19, le fueron minando su salud desde mucho antes.
 

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